Atrapar al artista que hizo suyo el concepto de camaleón del rock es la misión que deseaba Juan Vicedo desde que le grabara su amigo Fernando una casete con Ziggy Stardust. Con Siluetas y sombras lo consigue en un ensayo que novela la vida de David Bowie.
Una historia detrás de la más popular creación que ofreciera el artista con The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars representa esa visión literaria que buscaba Vicedo. "Estando en la cumbre", explica, "prescinde del personaje y disolver los Spiders". Es 1973 y a Bowie entonces le daba miedo volar y para volver de Japón a su Inglaterra elige el transiberiano.
Eso permite a Vicedo recrear los días en que Bowie, solo en la cumbre creativa, cruza Siberia con la banda a la que va a abandonar. Un viaje que empieza en el barco que le lleva a Vladivostok donde cantará a los marineros y que luego proseguirá en las estepas heladas mientras los lobos corren junto al tren. "Me gustó mucho esa etapa por lo que tiene de soledad y de descripciones como el paso por el puesto de control de la policía soviética", apunta.
A ese retrato contribuye también el representar que ese extraterrestre al que había dedicado un exitoso álbum, "ese personaje que todo el mundo adora, va a desaparecer". "Está en la cumbre y solo él sabe que va a terminar", prosigue. Un ejemplo del carácter de una persona capaz de mantener al margen de ello a la banda que le ha acompañado en el camino con músicos como Mick Ronson.
Un mar de documentación
"Me parece muy bonito ese viaje por lo que tiene esa persona de un individualismo muy fuerte, muy volcado hacia dentro, no del súper ego que tienen las estrellas del rock que él ha conseguido ser, engañando a todo el mundo". Y lo cuenta después de jugar él mismo ante la cámara con sus sombras, manipulándolas para que acompañen con cierto sentido la entrevista.
Lejos de manipular, el trabajo con el mar de documentación escrita y audiovisual sobre David Bowie era el otro reto al que se enfrentaba. ¿Cómo poder diferenciarse? "Lo que había que hacer era seleccionar información y que tuviera un planteamiento esencialmente literario porque el lenguaje de los libros musicales tiende a lo enciclopédico", argumenta. Conseguir que estuvieran los datos y contarlo de manera atractivo era su objetivo.
"Hay mucha documentación pero no quería que estuviera en primer plano sino que estuvieran apoyando lo que contaba". Su viaje, lejos de ser en ese tren solitario entre el hielo, tenía que retratar al músico veinteañero que actuaba en un pub ante treinta personas que se acercaban a ver qué era aquello. Y también tenía que hablar de cuando el propio artista no quería hablar pese a que le seguían millones de personas.
Perfil imposible
"Lo más conocido, que son los 70 y parte de los 80, es más difícil porque hay que hacer una selección", explica el autor. En el balance entre acabar metiendo demasiado información y no descartar elementos que son importantes tiene que contemplar también el "coger hechos que no lo parecen porque son más cotidianos, pero ayudan a construir y comprender el personaje".
Cuando Bowie tomó Inglaterra como escenario y de ahí el mundo para transformarlo con una historia de extraterrestres, muchos han sido los que han recreado ese camino. Por tanto, "tienes que afinar más en la selección". En cambio, en los últimos años, "en ese momento de silencio, con la intervención quirúrgica y nadie sabe de él, el propio Tony Visconti ejerce de interlocutor y ahí no puedes descartar nada".
Si escribir algo original es complicado, más lo es cuando el propio sujeto disfruta jugando. "En el libro hablo de cómo entraba en su propio sitio web para lanzar pistas erróneas sobre la interpretación de sus canciones porque así se divertía mucho". "Él jugaba al escondite", asegura Vicedo, y contaba sus verdades, "aunque dijera que no". De ahí su tarea, divulgar a persona detrás del personaje y distinguir entre las siluetas que dibujaba.