La habitual sonrisa de satisfacción de Josep Vicent tiene esta semana mucho que celebrar. Después de los retrasos causados por las restricciones sanitarias en la pandemia, el ADDA Simfònica ha salido de Alicante para cumplir con su primer estreno internacional. Y lo ha hecho pasando por la sala Funkhaus de Berlín con la ambición de "ocupar un espacio entre las instituciones de primer nivel mundial".
A su regreso de la capital alemana la multitud de emociones vividas en el concierto se atropellan. Los intensos aplausos, la repetición de los bises hasta llegar a tres... En definitiva, la calidez del público que ha valorado la oferta de los músicos alicantinos con la que, esta vez, han querido salirse de programas que apostaran por creaciones españolas.
"La experiencia de Berlín nos ha desbordado", proclama satisfecho. Y no duda en utilizar calificativos como "una noche fantástica" la del pasado jueves 19 de mayo en la que estuvieron bien acompañados "con el auditorio hasta la bandera". La ovación final, sin duda, le queda para la memoria como uno de los grandes momentos de la breve historia de la formación con sede en Alicante.
Ese desbordamiento en las emociones llega en un buen momento, después de superar una segunda temporada en el Auditorio con los lógicos problemas que han ido sucediéndose con el desarrollo de la pandemia este curso. Estar en la Funkhaus "es muy emocionante y no solo porque estás en Berlín, sino porque le das una importancia extra porque es la ciudad de la música". Y como definía antes de partir hacia Alemania, "en uno los complejos de grabación más excepcionales, producto de un esfuerzo conjunto sin precedentes de arquitectos y especialistas en acústica para crear un campus de transmisión de clase mundial".
Alicante en el extranjero
Ofrecer este concierto en el corazón de Europa corrobora "la idea de que el ADDA Simfònica va ocupando un espacio en las instituciones que ocupan un primer nivel en el mundo de la música". Una ambición que tenían marcada desde el primer momento en que se planteó el proyecto de formar una orquesta con el apoyo de la Diputación de Alicante y divulgar así la cultura y el nombre de la provincia por todo el mundo.
Las mencionadas restricciones sanitarias hicieron que los planes que se tenían ya en 2020 para dar ese salto internacional se fueran retrasando. Ahora, Josep Vicent valora las invitaciones que reciben para actuar "porque nos hacen avanzar en la dirección de la repercusión global", como esta llegada hace unos meses por parte de un promotor. Eso sí, como puntualiza, la idea de divulgar también la tienen muy presente en la propia provincia.
Concierto íntimo
Una de las ideas que quería dejar clara en esta salida por Europa del ADDA Simfònica es que "no queríamos tener un programa que sentara un prejuicio sobre la orquesta como que son especialistas en un repertorio particular, queríamos una estética amplia e indiscutible en el lenguaje sinfónico". Para probar esa idea escogieron la Fanfarria por un Hombre Común de Aaron Copland, la obertura de Guillermo Tell de Rossini, el allegretto de la Séptima sinfonía de Ludwig van Beethoven y la suite del ballet Romeo y Julieta de Serguéi Prokófiev.
Un largo recorrido musical que se cerró con bises de Dmitri Shostakovich y otro de Astor Piazzolla. "Los bises tienen que ir al grano y me gusta mucho generar una sensación de contraste", explica. "Si hemos tenido uno de intimidad me gusta sorprender, si ha sido grandioso quiero que sea de intimidad, y que no sean tanto desde la intelectualidad sino desde la piel. Por eso uno de muy dancístico y exalta como el de Shostakovich y otro muy íntimo, muy cercano a nosotros, melancólico. De esa tristeza dolorosa de una pérdida de un amor, muy emotiva. Funcionó muy bien", concluye.