Tras la enésima decepción como local, el herculanismo se agarra a la cara B de su equipo, la que muestra en los partidos como forastero, para ilusionarse de nuevo esta semana. Sin embargo, el calendario esconde una nueva trampa para el grupo de Sergio Mora, que se enfrentará al Deportivo Eldense en un nuevo derbi provincial. El clásico partido que al Hércules, año sí año también, se le atraganta delante, además, de la legión de seguidores que suele escoltar al equipo.
La motivación del rival, que suele tener marcado esa fecha en rojo en el calendario, y la presión por no decepcionar a los seguidores blanquiazules desplazados suelen ser una mala combinación, tal y como refleja la estadística.
Los precedentes son para salir corriendo. De hecho, a excepción de la última visita a Elda, en febrero de 2017, en la que el Hércules ganó (0-2) sin despeinarse a un rival en descomposición y del partido de esta misma temporada ante el Intercity en el Antonio Solana (1-2), el resto de encuentros se han saldado con derrotas dolorosas o empates grises. Y casi siempre, mientras lo permitió la situación sanitaria, ante los ojos de centenares de seguidores herculanos.
Por el camino, en esta nueva era lejos del fútbol profesional, quedan derrotas muy dolorosas como las sufridas en La Nucía (3-0) y (2-1) en las dos últimas temporadas, claves para descabalgar al Hércules de la zona alta, o el empate (1-1) del pasado curso en Orihuela, insuficiente para que el equipo alicantino se enganchara, pese al cambio de entrenador, a la lucha por el ascenso.
También en Los Arcos, hace dos temporadas, el Hércules puso un pie en Tercera División al caer derrotado (1-0) en el que fue el último partido de Mir en el banquillo alicantino en una temporada que terminó de forma precipitada como consecuencia de la pandemia.
Mención especial dentro de la leyenda negra merecen las últimas visitas a Alcoy, donde el Hércules se estrella una y otra vez. En el viejo El Collao el conjunto blanquiazul alterna tristes empates con derrotas humillantes. Lo ha probado todo, menos ganar, al menos en esta última etapa lejos del fútbol profesional.
Las excepciones
Aunque el último precedente es positivo, las visitas a Elda no traen buenos recuerdos al equipo alicantino. En el Pepico Amat el Hércules de Pacheta se dio de bruces con la realidad en la primera jornada del curso 2014-15 en un partido marcado por la actuación estelar de Sergi Guardiola, ahora delantero del Rayo (2-1). Un año después, el Hércules logró al menos salvar un punto (1-1).
Curiosamente, el único vecino que no ha podido ganar al Hércules en su declive es el Elche, que pese a lograr el ascenso en la temporada 2017-18 no pudo superar a los alicantinos (1-1). Ni tampoco pudo hacerlo su filial, el Ilicitano, el equipo de la provincia ante el que el Hércules ha logrado mejores resultados (2-1 y 0-2).
Torrevieja, con el recuerdo aún de un (5-1) en la primera temporada del Hércules en Segunda B, a finales de los 80, Novelda, Benidorm y Villajoyosa también se le enquistaron al equipo blanquiazul en otras etapas.
Curiosamente, la rivalidad ciudadana se le da mejor a los herculanos, que ante el Alicante, en la primera década del pasado siglo, solían rendir bien como visitantes, aunque en realidad el partido se disputara en su mismo estadio. Algo similar ha sucedido recientemente con el Intercity, ya afincado en Alicante ciudad, al que el Hércules superó con una dosis de heroicidad en el Antonio Solana de Villafranqueza (1-2) hace solo dos meses.
El equipo herculano parece condenado a sufrir un calvario en su tierra. La soñada redención pasará, posiblemente, por la reconquista deportiva de lo que un día fue su propio territorio.