Tras la victoria ante el Celta de Vigo, a principios del pasado mes de octubre, el Elche caminaba con paso firme por la competición y se ilusionaba con una temporada alejada de taquicardias y sobresaltos. La ventana FIFA llegaba en mal momento, porque el Elche parecía haber encontrado el rumbo, pero fue asumida por el cuerpo técnico con resignación y como una oportunidad para recuperar lesionados y poner en forma a las piezas que aún no habían alcanzado su mejor rendimiento.
Sin embargo, el equipo se desafinó durante el descanso. Perdió ritmo y tensión competitiva a la misma velocidad que sus rivales despertaban. Un mes después, el Elche llega al nuevo parón con su autoestima por los suelos tras el golpe recibido en Mallorca (2-2), donde dejó escapar una victoria balsámica en la última jugada del partido.
El bagaje de puntos del equipo entre ventana y ventana es desolador. No ha ganado en las cinco jornadas disputadas y solo ha sido capaz de sumar dos puntos, gracias a dos amargos empates ante Espanyol y Mallorca.
El equipo ilicitano ocupa la décimo octava posición con los mismos puntos que el Granada, aunque el equipo andaluz tiene mejor coeficiente de goles y cuenta con un partido menos, y a uno del Cádiz.
La anterior peor clasificación del Elche esta temporada se remontaba a la tercera jornada, cuando tras empatar con el Sevilla (1-1) se situó en la décimo séptima posición de la tabla. Su techo clasificatorio llegó una jornada después, cuando venció en Getafe, lo que le disparó hasta la décima posición.
Durante esta seguidilla de partidos se han producido derrotas dolorosas, teñidas además de mal juego y de una pose poco ambiciosa. El equipo perdió en Vallecas siendo inferior al Rayo (2-1) y ante un Deportivo Alavés que solo necesitó un saque de esquina para decantar el partido.
Puntos clave y con valor doble, que ya no volverán, se han dejado escapar justo en el tramo de la competición en el que se supone que el Elche debería llenar la despensa de puntos.
Sin margen
Los cinco puntos de margen que tenía el Elche se han volatilizado en poco más de un mes porque sus rivales, como Cádiz, Granada o Deportivo Alavés, han reaccionado. Además, el equipo no ha sido capaz de cumplir con el primer mandamiento de todo aspirante a lograr la permanencia: blindar su portería. El Elche lleva cinco partidos consecutivos recibiendo un gol y ni el cambio en la portería, con el relevo de Edgar Badía por Kiko Casilla, ha servido de remedio.
La mala dinámica del equipo llegó justo en el momento en el que varios pesos pesados del vestuario, como Gonzalo Verdú o el propio Javier Pastore, fichaje estrella del equipo, reconocieron que el Elche tenía argumentos más que suficientes en su plantilla para jugar mejor y sumar más puntos de los que ya tiene. El propio Fran Escribá señaló en la última previa que el Elche no debía tener problemas para acabar la competición entre el puesto 10 y el 15.,
Todos estos factores han enrarecido el ambiente, al punto de que el propio entrenador, uno de los héroes históricos del club ilicitano, ya detecta y asume la existencia de ese “runrún” sobre su futuro, si bien no lo entiende. “Si creen que soy un obstáculo para que el equipo vaya mejor, seré el primero en irme”, afirmó tras el partido de Mallorca entrenador milagro del Elche, artífice de tres permanencias en Primera y de un ascenso pulverizando todos los registros de la competición.
Escribá, del que se sospecha que no está gestionando como debe todo el talento ofensivo que tiene en sus manos, dispone ahora de dos semanas para reiniciar la maquinaria franjiverde y sacarle todo el rendimiento posible, ya sin mucho crédito ni margen de error. Él confía en su trabajo, en su experiencia y en la calidad del vestuario para que el nuevo parón de noviembre le devuelva al Elche todo lo que se llevó el anterior.