'El hombre con la voluntad de hierro' o el 'cerebro del equipo', así es como algunos medios de comunicación han apodado cariñosamente a Santi Maciá (Aspe, 2000), el jugador del Hércules Paralímpico que este año repite en la Selección Española de Fútbol para Deportistas con Parálisis Cerebral y Daño Cerebral Adquirido, de la que ya formó parte en 2019.
La selección española se reúne del 12 al 14 de mayo en Alicante para su última concentración previa al Campeonato de Europa de fútbol 7, que este año tendrá lugar en la italiana isla de Cerdeña, del 2 al 10 de junio. En cuánto a la previsión, el futbolista se mantiene "optimista", ya que los españoles ascendieron hasta la décima posición en la pasada edición. "Ya no jugamos para mantenernos en un puesto concreto, ahora lo hacemos para ganar", describe.
Santi Maciá se siente privilegiado de poder formar también de la Unión Deportiva La Coca-Aspense, ya que su "diversidad" no lo limita a la hora de desempeñar su trabajo en el campo. Tal y como él cuenta a EL ESPAÑOL de Alicante, de pequeño tuvo una infancia normal hasta que a los 9 años sufrió un derrame cerebral debido a una enfermedad genética en los vasos sanguíneos.
En 2010, justo un año después de que La Roja obtuviera la victoria en la final del Mundial de Sudáfrica, un nuevo derrame lo llevó de vuelta al hospital. Pero, lejos de tirar la toalla quiso estar junto al resto de compañeros del colegio cerca del deporte, aunque fuera ayudando al entrenador a recoger las pelotas o como observador de esas partidas de fútbol.
Poco a poco fue encontrándose mejor y cuando la salud se lo permitió, siguió desarrollando su carrera deportiva en un equipo de fútbol local de Aspe. Ahora, sus compañeros y él entrenan como cualquier otro equipo profesional, llevando al día los entrenamientos de fútbol y combinándolos con otras pruebas o visitas al fisioterapeuta; toda preparación es poca para el Campeonato de Europa.
El 'número 7' destaca en el proceso el papel del investigador de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), Iván Peña, quién desarrolla una metodología de juego propia.
A sus 23 años, Santi Maciá es un chico con las ideas muy claras. Y si la discapacidad le ha enseñado algo es a ser mucho más paciente. "Me tocó madurar antes de tiempo", describe. El joven herculano estudia Magisterio en la Universidad de Alicante (UA) para cumplir su sueño de convertirse en profesor de educación física y llevar la inclusión real hasta las aulas. "Creo que puedo ayudar a los niños y niñas con algún problema en el deporte para que no terminen odiando la educación física, sino que les sirva de herramienta para la vida", concluye el futbolista.