Elche

El Elche entrega la bandera. El club ilicitano ni siquiera ha optado por una revolución a la desesperada, posiblemente más efectista que efectiva, para intentar buscar el milagro en la segunda vuelta. Colista de Primera sin haber ganado un partido y a 14 puntos de la salvación, el club franjiverde ha cerrado un mercado de invierno decepcionante del que sale con menos activos con los que entró.

El club, más preocupado por soltar lastre deportivo y económico que por apelar a la heroica, se ha dejado dos fichas libres que pueden ser cubiertas aún por futbolistas en paro.

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La situación deportiva, para disgusto del entrenador, Pablo Machín, que firmó por el Elche en noviembre convencido de que se iba a producir una gran renovación de la plantilla para pelear por la permanencia, ha sido una losa para el club y lo ha condicionado absolutamente todo.

El Elche no ha querido hipotecarse económicamente de cara al futuro, probablemente en Segunda, ofreciendo cantidades importantes para firmar y rescindir contratos y muchos de los jugadores deseados han elegido cualquier otro destino antes de embarcarse en un proyecto condenado al fracaso.

No hubo en esta ocasión truco final del propietario de la entidad, Christian Bragarnik, que se había acostumbrado a agitar el mercado contrarreloj en los últimos segundos del mercado. Todo quedó en la salida del portugués Domingos Quina, jugador irrelevante en lo deportivo cuya cesión por parte del Watford inglés fue suspendida de común acuerdo, y en la incorporación a préstamo del atacante francés Randy Nteka, cedido por el Rayo Vallecano.

Los cuatro refuerzos del Elche son el argentino Lautaro Blanco, firmado desde el pasado verano, José Ángel Carmona, cedido del Sevilla, Lisandro Magallán, que rescindió con el Ajax tras medio año sin jugar y Nteka, que tenía un rol residual en el Rayo. No es ni de lejos el mercado que la afición franjiverde esperaba para agitar un vestuario que se ha acostumbrado a perder.

Durante este periodo de fichajes han abandonado la entidad Roger Martí, cedido al Cádiz, y Domingos Quina. Estas dos bajas se suman a las de los argentinos Fede Fernández y Javier Pastore, quienes salieron de la entidad durante el parón del Mundial.

Casi toda la atención en las últimas horas del mercado se centró en las salidas de jugadores franjiverdes con ofertas de equipos de Segunda. Tete Morente (Málaga) y Gonzalo Verdú (Tenerife) estuvieron en la órbita de equipos de Segunda División, pero al final no cristalizaron las operaciones.

Los deseos del técnico soriano tampoco se han visto complacidos, ya que no solo no ha podido añadir a su plantilla un centrocampista defensivo más, como era su deseo, sino que lo ha perdido tras la salida de Quina.

Machín confió siempre en el truco final de Bragarnik para alimentar las esperanzas del entorno, pero esta vez no había nada dentro de la chistera del patrón argentino, más preocupado en soltar lastre económico que en apurar las escasas opciones de salvación.