El aeropuerto alicantino de El Altet ha pasado de tener 24 vuelos con Reino Unido el lunes 12 de julio (la mitad de llegada y la mitad de salida) a prácticamente el triple una semana después, 62. Esto ha elevado el número de operaciones de 138 a 221, en un paso más para que la infraestructura recupere la normalidad.
El dato se produce el primer día en que el Gobierno de Reino Unido ha eliminado las restricciones para que los turistas británicos inmunizados puedan viajar sin restricciones a países en la zona ámbar, como es el caso de España.
El tráfico de Reino Unido es el más importante del aeropuerto de Alicante-Elche. La complicada desescalada que ha tenido el Ejecutivo de Boris Johnson, con el país como epicentro de la variante Delta de coronavirus (mucho más contagiosa), ha supuesto un goteo constante de vuelos hasta la situación actual.
La secretaria general de la patronal hotelera Hosbec, Nuria Montes, explica que la mayor parte del incremento tras el fin de las restricciones será absorbido por el sector residencial, al menos de momento. "Son gente mayor que tiene cada aquí y hasta ahora no ha podido venir", señala.
De momento las reservas se mantienen, pero ya se ha detectado una ralentización a partir del mes de agosto. No se trata solo del mapa global de contagios: Montes explica que aquellos clientes que necesiten hacerse una PCR para viajar tendrán que afrontar "un coste importante", muy especialmente si son familias completas.
En este sentido, los operadores turísticos ya habían empezado a incluir el coste de estas pruebas en los paquetes vacacionales, con el objetivo de aumentar el volumen y reducir el precio de los test.
Tal como publicó EL ESPAÑOL, los empresarios turísticos alicantinos están preocupados porque el aumento de incidencia acumulada en España lleve a Reino Unido a mover al país a la lista roja de destinos. Mientras, otros destinos competidores como Grecia aparecen mucho más despejados.
De hecho, casi el 90% de los clientes que visitan actualmente la Comunidad Valenciana son españoles, lo que ha supuesto una temporada turística "a medio gas" para las zonas más dependientes del cliente internacional.
El rápido aumento de contagios ha llevado también a la Comunidad Valenciana a implementar medidas para tratar de frenar los nuevos casos, principalmente cuatro: cierre del ocio nocturno, horarios recortados en bares y restaurantes, aforos limitados y toque de queda en los 31 municipios de más de 5.000 habitantes con una incidencia superior a 400. La mayor parte de las localidades están en Valencia.