Las buenas perspectivas sanitarias gracias a la bajada de la incidencia del coronavirus y la cobertura casi completa de la vacunación han hecho que la Generalitat plantee para el 9 de octubre un regreso a la "nueva normalidad". Frente a esas esperanzas, la dureza de la realidad económica para la hostelería. La patronal Alroa de locales de ocio y restauración prevé que sobrevivirá un tercio de los locales respecto a 2019.
Este es el panorama que describe Mario Puche, miembro de la junta directiva de esta asociación y también de Jovempa. Para evitar un hundimiento de este calibre piden diálogo a la Generalitat. "Si desde el Consell no se sientan con nosotros y no plantean medidas turísticas vamos a morir pronto", alerta.
Ese diálogo, al menos con ellos, no ha sucedido ahora. Y eso que a pesar de que el presidente Ximo Puig tiene entre manos la aplicación del pasaporte Covid, una medida por la que dijo hace una semana que "queremos dialogar con el sector". Eso sí, con la consellera de Sanidad sí tuvieron oportunidad de exponerle su problemática antes de que a primeros de mes marcara las normas con las que han cerrado la temporada de verano.
Esta vez, como en todas las anteriores excepto la última mencionada, se enteran por la prensa de lo que puede pasar. "A partir del lunes, no sabemos qué esperar, estamos a la expectativa", reconoce Puche. "Dijo que se reuniría con los sectores afectados y llevamos meses esperando algún tipo de acontecimiento. Ni está ni se lo espera. Estamos muy desamparados", reitera.
Sin pistas de baile
Para denunciar esa situación lanzó hace unos días una comparativa de lo que veía hace un año en la pista de baile de uno de sus locales y lo que se ve ahora. Donde antes había centenares de personas en una discoteca, ahora se reducían a una quinta parte. Un problema común en el sector del ocio nocturno.
"Nos ampliaron horarios para seguir trabajando", apunta sobre la normativa vigente hasta este lunes, pero "sin pista de baile ni barras, que es de lo que vivimos, el impacto era nulo". Aunque el aforo está marcado al 50 %, "como tenemos que tener dos metros entre mesas, no me caben. Y eso le pasa a todos los locales del sector, es inviable".
Eso es lo que ha hecho que la temporada terminara antes para los empresarios del ocio nocturno. En un año complicado, en el que el turismo extranjero ha llegado tarde, el verano se ha acortado. Puche pone ejemplos de ciudades "como Benidorm, Altea o Jávea" en las que sus compañeros "solían cerrar a finales de septiembre y cerraron en agosto porque si no tienen clientela y no tienen ayudas, para perder dinero, cierran".
Los que han capeado mejor este temporal son los que no dependen de los mercados británico, alemán y madrileño. "Depende de cada tipo de clientela", explica, "el que vive del público local y de provincia ha podido trabajar". Por eso recalca que la apertura del 7 de septiembre de las discotecas "son medidas que llegan tarde".
Sin futuro
Los meses que han estado cerrados ya fueron duros. Y repite su negativa previsión, "de cara al invierno van a cerrar otro 20 % de locales porque en invierno ¿para qué vas a estar abierto? El mes de noviembre, junto con enero, puede ser el peor. Y eso nos va a lastrar mucho. Se va a venir un invierno jodido".
Si de por sí la situación es grave, Puche anticipa que en la primavera sería peor. En este caso se anticipa al calcular el fin del periodo de carencia de los préstamos ICO a los que se han acogido los empresarios del sector. "Cuando en marzo y abril se tengan que devolver, van a cerrar la mayoría del sector. Podremos sobrevivir a la pandemia un 30 % de los locales respecto a 2019".
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