El Cercanías en dirección a Alicante a su paso por las proximidades del aeropuerto Alicante-Elche

El Cercanías en dirección a Alicante a su paso por las proximidades del aeropuerto Alicante-Elche

Economía INFRAESTRUCTURAS

Agustín, 30 años cogiendo el Cercanías de Alicante: "En 10 me jubilo y seguirá el mismo cacharro de siempre"

El Senado descarta transferir a la Comunidad Valenciana la gestión de una anticuada infraestructura que sigue perdiendo viajeros mientras gana años. 

21 octubre, 2021 01:17
Alicante

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El Cercanías de Alicante sigue sin la anhelada modernización desde que este periodista habló con Agustín por última vez hace cinco años. Tanto entonces como ahora, este fiel usuario de la línea Elche-Alicante los últimos 30 años exactos no ha notado cambios ni en los vagones, ni en las líneas ni en nada.

En cambio, se han sucedido las promesas políticas y tres planes de mejora de los cercanías en los sucesivos gobiernos del PSOE y del PP en la última década mientras los Cercanías de la Comunidad Valenciana han seguido perdiendo viajeros. Es tanta la desesperación, que el Botànic anunció en agosto que pediría a Madrid que le transfiriera la gestión (eso sí, con fondos). Compromís presionó en este sentido ayer en el Senado para que se iniciara ya el proceso de transferencia y una amplia mayoría, con los dos principales partidos a la cabeza, dijo que no. 

Agustín no ha variado la rutina. Cada día coge el mismo tren de ida, el de las 7:34 horas, de la estación de Carrús de Elche porque le pilla a menos de un minuto de su casa. Acude a su puesto de trabajo como funcionario de la administración pública en Alicante y se sube al de vuelta de las 14 horas que le deja en media hora en su ciudad, a no ser que se quede dormido y acabe en Crevillente, dice entre risas. 

Una rutina que no ha variado en todos estos años, de ahí que haya visto a "la mayoría de los conductores jubilarse" y conozca a todos los guardias jurados. También a los viajeros habituales, con los cuales se acaban avisando en caso de que alguno dé "una cabezadita" más de la cuenta. 

"Han quitado el cenicero del posabrazos"

Le preguntamos qué ha visto cambiar en 30 años. Lo primero que nos recuerda es que quitaron los ceniceros de los reposabrazos "y poco más". La última "gran novedad" es que "ahora los revisores pasan poco porque tenemos que pasar por las compuertas de la entrada", las puertas de los vagones "han pasado a ser correderas" desde hace tiempo y las fundas de los asientos las han sustituido "alguna vez". 

¿Eso es todo? Eso es todo. "Sigue el mismo olor de siempre", en alusión al diésel del motor con el que marchan los vagones desde 1984. Este es una de las carencias más reivindicadas puesto que la mayoría de la flota de tranvías del país funciona con electricidad. También se mantiene la vía única desde finales del siglo XIX, lo que conlleva "más demoras", como en la parada de San Gabriel, donde el tren tiene que parar "unos diez minutos" para que el maquinista vaya al otro extremo de la línea.  

Este funcionario también echa en falta mayor limpieza de los vagones por dentro y, sobre todo por dentro. "Lo única que limpian son los cristales del conductor para que pueda ver y poco más", apunta. "Y con los grafitis que hay en algunos parece que vayamos en un tren de la India", añade con humor. 

Pérdida de viajeros

Con este panorama, no es de extrañar que el Cercanías Alicante-Murcia sea el que más usuarios ha perdido de España. En 2012 se subieron 4 millones 675.000 personas, en 2019, un año antes de la caída generalizada por la pandemia, bajó a 3 millones 462.000. Es decir, 1 millón 213.000 menos.

Con respecto al año anterior, esta red del Levante fue la que más clientes perdió, un 2,2%, según el Informe del Observatorio del Ferrocarril del Ministerio de Fomento, cuando la tendencia ha sido, en líneas generales, de crecimiento de viajeros.

Esta pérdida no la ha notado, en cambio, Agustín. "En la última década llevo viendo que más gente va de pie sobre todo universitarios", aduce, "me refiero a horas punta, pero sí que es verdad que en horas intermedias puede que haya bajado mucho". 

Antes de acabar, le preguntamos si él será testigo de la modernización del Cercanías de Alicante. "En 10 años me jubilaré y seguirá el mismo cacharro de siempre", vaticina. "Una vez se rompió la suspensión e íbamos dando botes de manera exagerada y otra se paró antes de llegar a Torrellano y nos tocó caminar por los matorrales hasta que nos pusieron autobuses", recuerda. 

La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, reconoció ayer en sede parlamentaria que "aun queda un importante camino por recorrer" para la mejora de los Cercanías valencianos. Pues eso.