La vecina de Burjassot, jubilada y con problemas de movilidad, que se negó a pagar dos euros de comisión para poder retirar dinero en la ventanilla de su sucursal bancaria y denunció los hechos, ha pedido al ministro de Consumo, Alberto Garzón, que actúe en defensa de los derechos de los usuarios.
Amparo Molina ha remitido un escrito al ministro en el que asegura que su problema es el mismo de millones de jubiladas y jubilados, para quienes "cada día" les resulta "más difícil" acceder a los servicios digitalizados de sus bancos.
Señala asimismo las dificultades para poder llegar a tiempo a unos horarios de atención "muy limitados, además de tener que esperar haciendo cola de pie en la calle para poder ser atendidos", sobre todo cuando muchos de ellos tienen problemas de movilidad.
Molina pide al ministro de Consumo que interceda, ya que considera que corresponde a su departamento garantizar la defensa de los usuarios, así como "proteger la seguridad, la salud y los legítimos intereses económicos de los consumidores" y mediar entre las personas mayores y sus bancos.
"Muchas personas jubiladas hemos ayudado a nuestras familias en los momentos más difíciles", añade en la carta, donde manifiesta su confianza en que el ministro "no va a abandonar" a su colectivo.
Por ello solicita que desde el Ministerio de Consumo se estudie cómo reducir las colas en las puertas de los bancos, cómo ampliar los horarios de atención personal y cómo eliminar o reducir las comisiones aplicadas al ser atendidos presencialmente por no saber utilizar los servicios que prestan los cajeros automáticos.
Por todo lo anterior, concluye el escrito, le ruega que "se actúe con hechos, porque hay que evitar el sufrimiento de un colectivo que se ha caracterizado por su solidaridad".
La carta al banco
Esta mujer envió una carta a los trabajadores del BBVA para informarles sobre la denuncia que les había interpuesto por no haber podido sacar dinero con la cartilla en el cajero. En el documento, informaba sobre su situación de vulnerabilidad económica, razón por la que se había negado a pagar dos euros de comisión para ser atendida en la ventanilla del mostrador. Asegura que no se sintió bien atendida por los trabajadores de la entidad bancaria y que es "mayor, pero no idiota".
"Teniendo en cuenta que ya me cobran unos gastos de mantenimiento muy altos, salí de su oficina sin mi dinero y pasé el día con pocos euros" y finalmente "fui a poner una denuncia", explicó la usuaria.
Amparo Molina indicaba en su carta que no es normal que tuviera que verse obligada a presentar una denuncia, asegurando que las entidades bancarias "deberían ayudar" a quienes, como ella, lo necesitan, así como "facilitar información a las personas en situación de vulnerabilidad económica".
Además sostenía que debería ser posible solicitar una cuenta bancaria básica "sin ningún tipo de comisión de mantenimiento" y que se debería informar de los cambios que les afectan como clientes. También pide a los trabajadores "más empatía y menos soberbia con los trabajadores jubilados".
Por último concluía recordando que un cajero automático "nunca debería estar en la calle"; que tiene una libreta de ahorro porque le "obliga el Estado" y que, a su juicio, "es inhumano que tengan esperando de pie a personas con problemas de movilidad".