Elche

La Torre de La Calahorra de Elche fue este miércoles testigo de la presentación del considerado como mayor evento sobre la aplicación local de la economía circular en el sector del calzado.

Desde primera hora de la mañana se dio cuenta de los resultados de 'Life Reweart', un proyecto con fondos de la Unión Europea, organismo que apoya iniciativas innovadoras relacionadas con el medio ambiente. 

En este caso, los ponentes explicaron que todo echó a andar en septiembre de 2019, con la creación de un consorcio de empresas formado por un líder técnico, la firma ilicitana de calzado Vesica Piscis, cuya apuesta por el zapato sostenible viene de largo. 

En su intento de lograr "un conjunto de empresas que plantea un entorno circular con garantías", dijo ayer el coordinador del proyecto, Enrique Montiel, se sumaron el Instituto de Textil y de Calzado de Rumanía (un centro tecnológico ubicado en Bucarest), la Asociación Textil Valenciana ATEVAL (Ontinyent), la empresa Hilaturas Ferre, proveedor del sexto textil especializado en reciclado, y la empresa Mustang, además de otras externas. 

"En el proyecto Life no solo se han hecho zapatos o se han hecho ensayos, sino que se han evaluado análisis de ciclo de vida y se ha tratado de analizar el impacto social y ambiental. Al final, nada de lo que hacemos tiene sentido si no tenemos una información para después comunicar", añadía Montiel. 

"Estáis locos"

En esa búsqueda de proveedores que quisieran colaborar con la economía circular, se han encontrado con comentarios del tipo "estáis locos", o "lo que queréis hacer es muy caro", recuerda Fran Rico, responsable de Vesica Piscis

Y todo por informarles que lo que buscaban eran "materiales veganos, reciclados, orgánicos, reciclables, que se puedan reciclar con certificados, que la empresa sea de cercanía, que entre los proveedores también sean ‘cero residuos’ porque de nada vale si Vesica lo hace pero sus socios no".

En un mundo en el que, antes de la pandemia, se fabricaron solo en 2019, 24 mil millones de zapatos (siendo China y la India no solo los principales productores, también los consumidores), la economía circular era más bien testimonial. 

Y es que, como dijo Rico, de la economía tradicional, la lineal, derivan los problemas medioambientales que van desde la extracción y producción indiscriminada de materias primas, los tratamientos tóxicos, el maltrato animal, el alto consumo de energía, así como la gran huella hídrica y de carbono. 

Una contaminación que choca con los principios de Life Reweart, que pasan por "primero la ética, y después cada paso importa". "El objetivo es crear una alternativa circular integral en la industria del calzado y ofrecer una herramienta de conciencia social", insiste este empresario. 

¿Cómo?

La pregunta obligatoria es ¿cómo crear este calzado? "A partir de un diseño sencillo, sin adornos, con la suela solo de goma y cosido sin adhesivos". El resultado es un calzado diseñado para separar la suela y poder reciclar. "Siendo sencillo, el consumidor puede ser parte de reciclado", sostuvo. 

¿Qué tipo de suela? La ‘eco TPU’, que es un termoplástico, no es un material natural como la goma natural, pero que es la más reciclable y duradera "que existe". Asimismo, "lo más revolucionario que estamos usando es el ‘Infinite sole’, una suela retornable, cosa que no han entendido muchos fabricantes que nos preguntan que cómo vamos a usar una suela que ya está usada para nuevos zapatos, pero la sencillez que tiene el producto nos permite revertir el corte", añadía.  

Para llegar a esta zapatilla, la fabricación de la misma es "sí o sí" local, señalaba Enrique Montiel. Porque así lo demanda la Unión Europea, de cara a financiar el proyecto, y porque así lo sostiene Vesica Piscis.

"Nosotros fabricamos en Elche con nuestro equipo, tratando de controlarlo todo al máximo en un ambiente de gente joven", afirmaba Fran Rico. Así, se aseguran de no emplear productos nocivos en el montaje del zapato, "ahorrando el 90% de la energía", y que próximamente se completará con la instalación de paneles solares. 

El poder del consumidor

Además de los proveedores como parte fundamental aliada de la economía circular, un zapato sostenible, reciclado y reciclable no sería viable sin la predisposición del consumidor. "De nada sirve si no le inculcamos los valores de la empresa al consumidor, debemos conseguir hacer de lo inconsciente lo consciente. Informar antes, durante y después del proceso de compra, que en todo momento conozca el proceso, insistirle en que puede reciclarlo…", repitió varias veces. 

Por este motivo, "solo vendemos a Europa, por la viabilidad de la reciclabilidad de los productos", se respondió a sí mismo. Porque los clientes que ya tienen unas Vesica Piscis pueden reciclarlas enviándolas a la empresa, pero eso no basta y ya han establecido otra forma "más cómoda", que pasa por establecer una treintena de puntos de recogida en toda Europa, seis de ellos en España, para dejar los zapatos nuevos que, mediante el proceso, podrán volver a ser nuevos. 

"Al final se trata de condicionar al consumidor para que el consumidor condicione al sistema", concluyó Fran Rico.

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