Alicante

Cuando tenía 16 años, Germán Agulló (Alicante, 2000) no soñaba con estudiar una carrera. Habiendo repetido dos veces en el instituto, él lo que quería era ganar dinero. Sus padres, empresarios, sabían la respuesta. "Búscate la vida", recuerda que le dijeron. Y eso hizo. Encontró empleo en un parque de bolas donde pasó tres años entre cumpleaños de niños y gritos, tiempo en el que, sostiene, le valió para idear su proyecto empresarial más personal

Ahora, con 21 años, factura dos millones al año con GDV MOBILITY, la plataforma digital que ha cofundado y que actualmente está en el Vivero Industrial para empresas Príncipe Felipe de Alicante. En menos de un años ya es líder en la distribución de recambios del sector de la movilidad personal (VMP) y sostenible y es considerado como uno de los jóvenes menores de 30 más talentosos para la revista Forbes por su revolucionario sistema de gestión que presentará el 14 de julio en la gran feria de la bicicleta Eurobike de Alemania y del que prefiere guardarse los detalles hasta entonces. 

Una de las máximas que llevaron a este joven a crear su negocio fue la pregunta: ¿por qué el patinete eléctrico es de usar y tirar cuando una pieza se estropeaba? Así nació una mercantil que gestiona, a través de su software, más de 400 clientes que distribuyen sus productos a unas 6.000 tiendas repartidas por todo el país, y creciendo. O dicho de otro modo, "cerca de 120.000 patinetes se reparan al mes con productos de GDV en Alicante". 

Germán Agulló, de fondo.

Con 14 trabajadores en la sede alicantina en la actualidad, las estimaciones que maneja el que fuera también ciclista profesional son de auténtico vértigo: "En 3 años estaremos dando trabajo a 300 alicantinos y facturaremos 60 millones de euros", dice con aplomo tras recordar que en la actualidad cerrará 2022 con 2 millones facturados.

¿Cómo está tan seguro de alcanzar esos objetivos? Le preguntamos. "Mi socio transportaba barcos y yo he rechazado ofertas de trabajos un sueldo abultado; si de verdad hemos renunciado a eso, no es para tener una pyme. Nuestro proyecto es grande". 

"Al principio la cagué"

Cuenta Agulló que fue en 2018 hizo sus pinitos en un proyecto de bicicletas hasta que, con la pandemia, le llamaron para trabajar en una multinacional de Madrid de técnico de operaciones en importaciones. "Al mes ya estaba fletando un avión para el gobierno de Estados Unidos de guantes sanitarios"

Después, volvió su proyecto inicial de bicicletas de carbono, "pero sobre todo era una distribuidora de recambio de bicicletas". Aquí es cuando se sincera con el entrevistador: “Y la cagué. Me junté con malos socios, solo trabajaba yo, al no tener una programación financiera todo era un caos", asevera.

Parte del centro logístico actual de la compañía.

Al año siguiente ya se había marchado con un aprendizaje valioso en su mochila. "Los errores que tuve entonces son ahora mis fortalezas porque conocía el comercio internacional, pero no sabía gestionar una empresa", insiste.  

De esa primera experiencia también se trajo a sus socios actuales, entonces clientes. "Ellos me plantearon un proyecto que tenía ellos que casaba con mi proyecto inicial", y que es por el que Forbes les ha mencionado, "un planteamiento muchos más grande, con inteligencia artificial y una de las logísticas más inteligentes que se han creado hasta ahora".

Venderla o sacarla a bolsa

Pero GDV también nace como una MVP (Minimum Viable Product), es decir, como prototipo para buscar financiación en el mercado, "porque al final somos de los que pensamos que tenemos ideas muy grande pero tenemos que aterrizarlas". 

Por eso está en ronda de financiación. "No te digo que no estamos abiertos a que alguien compre la empresa", espeta. "Al final estamos entre dos opciones, o la compra un fondo de inversión o la sacamos a bolsa", reconoce. Mi objetivo es 2025 y esto es toda mi vida, lo que sí que tengo claro es que si alcanzo esos objetivos de valoración, a lo mejor me planteo cambiar", avanza. 

El patinete al que está subido Germán Agulló durante la sesión fotográfica.

Entonces, ¿venderías tu empresa? "Soy una persona que, gracias a cómo me han educado mis padres, puedo decir que sé hasta donde llego y dónde están mis límites. Yo me veo capacitado para llegar a ese objetivo dentro de tres años, pero no sé si estaré en el futuro gestionando la multinacional que va a acabar siendo", responde. 

Sin formación académica

La educación recibida por los padres sobrevuela durante toda la conversación. "¿Que si tengo estudios? Si he repetido dos veces", confiesa. "Es más, mi jefe de logística tiene 19 años y la gente se echa las manos a la cabeza. Cuando conocemos a mucha gente de logística te das cuenta del talento. Porque soy de la gente que piensa que cada uno tiene un talento y la clave está en saber explotarlo".  

"Yo no digo que los estudios sean malos; son buenos y mi socio es ingeniero técnico industrial y, sin sus conocimientos, nos faltaría base", aclara. "A mí me hubiera gustado estudiar derecho internacional, pero donde de verdad se aprende es aquí".

Cuando salió su mención en la revista Forbes '30 under 30', corrió como la pólvora en el pueblo de su madre, en Murcia. "Estaba todo el mundo super orgulloso ante el miedo que tenían por no haber querido estudiar y se han dado cuenta de que se pueden hacer cosas más allá del título académico".

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