Alicante

La llegada de las Hogueras confirma el buen momento de la hostelería en Alicante después de las duras restricciones sanitarias de estos dos años. Ahora, cuando la demanda es alta, las patronales reniegan de las críticas que acusan a su sector sobre las condiciones laborales. Y sus respuestas son contundentes: "La gente no quiere trabajar" y "¿Quién trabaja ocho horas en este país?".

María del Mar Valera, presidenta de Apeha, celebra la buena marcha que está teniendo el sector en las últimas semanas. "Trabajar a tope, que ya era hora de trabajar así", cuenta. De hecho, asegura que los fines de semana "se está trabajando ya como si fuera pleno verano". Pero ¿con quién? Ahí concede que "el tema está un poco complicado".

Valera afirma que la razón de que "no hay trabajadores porque la gente no tiene ganas de trabajar". Y con esas declaraciones reniega también de las críticas al sector. "Se nos dice que pagamos mal y estamos en el punto de mira, pero ¿por qué falta mano de obra en otros oficios? Si la falta en todos esos oficios es que no es solo la hostelería la que tiene ese problema".

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"¿Por qué hay paro? No tenemos paro, tenemos gente que no quiere trabajar", reitera. "Muchos están cobrando una paguita y con ella, dicho por ellos, se amoldan. Y viven según cobran", afirma Valera. Su homólogo en la asociación del ocio nocturno Alroa, Javier Galdeano, apunta a la pandemia como clave de ese cambio. "Con el Covid la gente está buscando salidas laborales y / o asistenciales, con lo que está cayendo en restauración con un horario normal y unas condiciones normales".

Nuevas salidas en pandemia

El cierre obligado por las Administraciones públicas del sector restauración y ocio nocturno se convirtió en muchos casos en el fin del negocio o la reconversión a otros modelos. "A partir del tema Covid, la gente ha buscado otras alternativas laborales", resume Galdeano.

En su análisis, el responsable de Alroa alude al "numerito que se está montando" sobre la polémica en redes sociales. En estas se comparten testimonios donde se dice "que los trabajadores están mal pagados o que las jornadas laborales son extensas". Y por eso remarca su mensaje "son las mismas que hace tres años y no había problemas".

La cuestión "no es que la restauración sean 60 horas de trabajo con una remuneración de 40 horas. Nosotros nos cuidamos muy mucho de que las condiciones laborales se cuiden. Se respetan intensamente las condiciones que se han negociado. Si alguien quiere cobrar el doble que en convenio, sí que habrá que justificar un salario mayor. Aquí, como en todos los sectores".

Yaisel Sánchez, secretaria general de UGT en L'Alacantí, comparte la visión de que "muchos han intentado cambiarse de otros sectores" durante estos dos años "porque ha habido muchas personas del sector en ERTE y cobrando solo el 70 % de los que les correspondía". 

La responsable del sindicato recalca que esa no ha sido una cuestión generalizada. "En los restaurantes, bares y establecimientos donde se mantienen las condiciones laborales, donde se cuida al trabajador, se le da formación, se le valora, esos trabajadores están ahí". Por eso concluye que "no es verdad que no haya trabajadores. Lo que están es hartos de que los traten como esclavos, cuando hacen más horas, que están de alta unas horas y otras no se retribuyen".

Cuestión generacional

En ese debate el presidente de la asociación de restaurantes de Alicante señala otra causa, "estamos hablando de un problema generacional". Y con eso, César Anca se refiere a los jóvenes veinteañeros que se incorporan ahora y que encuentran en este sector elementos que chocan con sus planteamientos "quieren tiempo libre y contra eso la hostelería lo tiene muy difícil para luchar porque son jornadas partidas".

De las intensivas a atender al mediodía y la noche, Anca razona que se trata de "luchar contra gente que quiere trabajar ocho horas seguidas. Yo hablo con los veinteañeros y todos me dicen que quieren calidad de vida. Y yo. Y lo que buscan es tener tiempo libre. Pero también tendrás que ganar un dinerito".

Anca asegura que "tenemos un problema con esas generaciones" porque "les hemos vendido una realidad que no es. Y lo llevo viendo con los chavales que van haciendo prácticas. ¿Cuántas horas estás trabajando? ¿Quién trabaja ocho horas en este país? Cuatro afortunados. ¿Qué estamos vendiendo? Es una quimera".

Una posible solución en la que coinciden Anca y Galdeano es en la mayor profesionalización del sector. Una que ya se vivió, recuerda el primero, en la década de los 90 con los cocineros y sus estudios. "Hasta que no se asocie capacidad laboral, cualificación con salario, nunca le vamos a poner remedio", concluye.

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