Los Montesinos, un pueblo al sur de Alicante, atraviesa uno de los momentos más delicados en sus 22 años de historia. Este pequeño municipio de la Vega Baja, que logró su independencia de Almoradí en 1990, está asistiendo al ocaso de su principal empresa, la firma agrícola de capital francés Soldive, la cual comenzó su actividad dos años después de la segregación, recuerda el alcalde, José Manuel Butrón.
La multinacional ha presentado recientemente el concurso voluntario de acreedores, además de pedir la liquidación y disolución de la empresa, avanzó el diario Información y ha confirmado de la dirección este medio. Atrás quedan los intentos de la propiedad, sin éxito, de traspasarle el negocio a Florette. Sin embargo, el resultado final es que el centenar de empleados que quedaban, la mayoría trabajadores agrícolas de origen marroquí, se irán a la calle.
"Es el peor de los escenarios inimaginables", reconocen desde Comisiones Obreras, el sindicato que ha estado encabezando las huelgas y concentraciones de protestas en los últimos meses. "Hemos intentado todo lo que hemos podido para salvar la empresa y a la gente, pero no ha sido posible", responde el director de Soldive, Jean César, a preguntas de EL ESPAÑOL De Alicante.
¿Cómo se ha llegado a este extremo? Para CC. OO.,"ha sido desde el principio una mala gestión de la dirección", responden. "La actividad se mantenía por el melón y la lechuga, siendo lo que más rentable el melón, y en última campaña vino un sabio de Francia y la cagó y se echó todo a perder", añaden estas fuentes. "Y a raíz de ahí se ha destapado que la empresa no se sostiene, que tiene grandes deudas... en fin, de un simple constipado ha llegado la muerte", sentencias.
"Los gastos han subido mucho, el precio del melón ha bajado mucho en Francia y la plantilla estaba envejecida y no producía igual, ya que la media de los trabajadores era de 53 años", defiende por su parte el director. Le pedimos si también puede hacer un ejercicio de autocrítica. "¿Autocrítica? Se podría decir que hemos una hecho mala gestión, pero también podríamos decir que si hubiéramos despedido a toda la plantilla en 2018, cuando yo llegué, y contratar a gente nueva, o haber reducido el negocio... al final ha sido una acumulación de factores", resume César.
"La mitad de mi vida"
Una de esas trabajadoras que se va a la calle es Jada. Esta delegada de Comisiones ha sido la presidenta del comité de empresa y suya ha sido la labor de defender a sus compañeros. "Hay gente que habla mejor español que yo pero tienen miedo y al final nadie dice nada", se lamenta.
¿Y tú no tienes miedo? Le preguntamos. "Yo tengo miedo de dios y de la policía, pero no de los empresarios, porque yo hago mi trabajo a la perfección, y sé cuáles son mi derecho", afirma. Jada llegó a España desde Marruecos en 1999 y en 2003 entró en Soldive. "Llevo media vida aquí", indica esta mujer de 41 años.
Madre de tres hijos y residente en San Miguel de Salinas, su futuro, así como el de sus hermanos y cuñado, también peones agrícolas, está lleno de nubarrones. "Ahora estoy en el paro, y ya he empezado a buscar pero de momento no tengo nada, sé que no hay nada en los trabajos que están cerca de mi casa porque ya he preguntado", informa.
Contratada todo el año, su sueldo era de 1.400 euros cuando trabajaba 12 horas al días, "con una hora de descanso", y de unos 900 cuando bajaba la actividad. "El salario era bueno con ellos y siempre han pagado puntualmente", reconoce. "Aunque estemos en concurso, no hay retraso en los pagos de las nóminas", confirma Jean César.
Última esperanza
Por último, el director general de Soldive no cierra la puerta a la mercantil francesa "para salvar los puestos de trabajo". "Aunque estamos en concurso de acreedores, el mejor comprador sigue siendo todavía Florette; tenemos una emisora concursal y supongo que se pondrán en contacto con ellos, por lo que podría ser la solución", avanza Jean César.
Una situación, la de esperarse al concurso de acreedores para sondear su compra, que ya vaticinaban desde CC.OO. y que César también secunda. "Nuestros contactos en Florette nos dijeron que querían que Soldive entrara en concurso de acreedores para cogerla más barata", apuntan desde el sindicato.
"Seguro que estaban buscando eso, pero también se entiende porque estaban buscando una seguridad, ya que al poder tratar ahora con el emisor concursal, y teniendo en cuenta las deudas que tenemos con los bancos y proveedores, le supone menos riesgos", defiende Jean César.
Así que, a la espera de acontecimientos, desde CC. OO avanzan que van a estudiar la posibilidad de emprender acciones legales contra Soldive "porque entendemos que el concurso de acreedores podría no ser legal"; por su parte Soldive se acoge a dicho concurso como el último salvavidas; el alcalde del pueblo espera "movimientos para saber cómo podemos actuar" y, mientras, los trabajadores siguen buscando trabajo.