El cambio de estación de referencia de Atocha a Chamartín ha supuesto un "perjuicio" para los pasajeros que se desplazan a Alicante, fundamentalmente por negocios. Un informe de la Universidad de Alicante, liderado por el profesor de Territorio y Medio Ambiente Armando Ortuño, explica que con este nuevo diseño "los viajeros quedan alejados del centro de negocios de la capital, situado principalmente en el entorno de la Puerta del Sol, donde se concentra buena parte de esa actividad económica, política y también turística".
En el mismo documento se apunta que "este problema no se solucionará hasta dentro de, como mínimo seis años, cuando está prevista la finalización de las obras de la estación pasante de Atocha".
"Así, para los viajeros motivo negocios, los más afectados por la medida, a la pérdida de tiempo que supone un mayor trayecto al trasladar la parada a Chamartín-Clara Campoamor habría que sumarle el tiempo en transporte público hasta llegar al corazón económico de Madrid (unos 35-40 minutos en total) con la consecuente incomodidad añadida que supone", indica el informe.
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Y no solo se trata del cliente de negocios: "Adicionalmente, la ciudad de Alicante también se está viendo afectada por sus relaciones con el sur de la península, casos de las ciudades como Ciudad Real, Córdoba, Málaga y Sevilla, donde, el cambio a la estación de Chamartín-Clara Campoamor, acarrea un trasbordo entre estaciones (Atocha / Chamartín-Clara Campoamor) que incrementa los tiempos de desplazamiento totales, afectando nuevamente a la comodidad del trayecto y, finalmente, a la demanda".
"Por esta razón", continúa el estudio, "es importante que la ciudad de Alicante se posicione como destino de referencia en la nueva reordenación de servicios ferroviarios a nivel nacional tras la entrada de las operadoras privadas y la implementación de los servicios low-cost, para lo cual es determinante conocer la demanda potencial de viajeros".
La otra cara de la moneda
Por otra parte, en el texto se indica que la reestructuración de los servicios ferroviarios "ha provocado que la gran mayoría de los servicios se redirijan hacia la estación ferroviaria madrileña de Chamartín-Clara Campoamor, facilitando las conexiones ferroviarias entre el municipio de Alicante y área de influencia y las ciudades del norte peninsular cuyas conexiones llegan a la misma estación, abriendo una nueva ventana de oportunidad para el impulso turístico de la ciudad de Alicante y de la Costa Blanca".
De hecho, y tal como informó EL ESPAÑOL, la llegada de las tres nuevas operadoras de AVE low cost a la provincia de Alicante (Avlo, que opera desde el pasado 27 de marzo, Ouigo el 27 de abril e Iryo el 2 de junio) permitirá multiplicar por cuatro el número de viajeros que llegan a la estación desde el centro y norte de España, hasta superar el medio millón de viajeros.
De estos, "alrededor del 30% de los viajeros de Alta Velocidad que llegan a la estación Alicante-Terminal tienen como destino a la ciudad de Alicante", por lo que se estima que la ciudad "pasaría de recibir los 37.000 viajeros actuales a más de 152.000 pasajeros tras las mejoras del sistema ferroviario".
Esto supone "115.000 viajeros más que en la actualidad por este modo, con el consiguiente impacto socioeconómico", cifrado en 10,4 millones teniendo en cuenta que el gasto medio por pasajero es de "69 euros en los viajes de destino interno", según los datos del INE.