Ione, la cuarta generación vendiendo los yates alicantinos Astondoa: "Cumplimos sueños"
- La directiva explica el proceso de fabricación de las exclusivas naves de la firma centenaria, ubicada en Santa Pola.
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No es el trabajo más convencional del mundo, pero lo lleva en la sangre. Desde hace más de un siglo, su familia se ha dedicado a crear embarcaciones, pasando de fabricar traineras para regatas a lujosos yates. Ione es la cuarta generación que forma parte de Astilleros Astondoa, un referente nacional que tiene su sede en Santa Pola.
Miles de personas que pasean frente al puerto de Alicante a diario han visto barcos de la marca familiar sin saber que son productos locales que también llegan a aguas internacionales, desde Italia hasta México.
Ione, la directora de operaciones, recibe a EL ESPAÑOL de Alicante en la sede de la compañía para explicar cómo se hacen estos exclusivos barcos que están al alcance de muy pocos.
"Nosotros construimos el 90 % del barco, incluso los muebles. Cada barco es diferente dependiendo del cliente porque estamos cumpliendo sueños, y creemos mucho en la personalización; consideramos que es un valor añadido", señala.
Ione es la primera directiva de la empresa desde que se fundara en 1916. En los inicios de la firma, la cosa no estaba para lujos, y sus bisabuelos se dedicaban a hacer traineras para regatas en el País Vasco, donde nació la compañía.
Desde aquella pequeña carpintería de Portugalete hasta su gran astillero de Santa Pola han cambiado muchas cosas, pero la esencia familiar se mantiene. "No lo vemos como un negocio, lo entendemos como una forma de vida", asegura.
Tras la Guerra Civil, comenzaron a hacer barcos de recreo, que pronto alcanzaron fama nacional por la calidad de los acabados, que por entonces se basaban en la madera.
Ione cuenta que fue en 1978, coincidiendo con la llegada a Santa Pola, cuando cambiaron la madera por el poliéster y la fibra de vidrio para fabricar los imponentes barcos.
Pero ¿cómo se construye un yate de lujo desde cero? La directiva explica que, para empezar a hacer un barco, hay que seguir los pasos de una tarta, es decir, rellenar un molde.
"El primer paso es el esqueleto de poliéster para hacer las tres piezas principales del barco: casco, cubierta y cabina", resalta. Su gama de embarcaciones va desde la Coupé, la más deportiva y agresiva con 11 metros de eslora, hasta la gama Century, de hasta 38 metros.
Quien quiera un barco Astondoa tendrá que rascarse el bolsillo, ya que oscilan entre 400.000 euros y cinco millones de euros, dependiendo del modelo y de la personalización, un área de gran peso para la firma.
"Al ser una empresa familiar, no producimos en masa y podemos dar más personalización", comenta en el showroom. Aquí es donde el cliente puede elegir el diseño de los interiores y "es el corazón del último tramo de la venta".
Una de las cosas más sorprendentes es la relativa rapidez con la que se construyen estos barcos. La directiva asegura que uno de 20 metros "puede tardar de 4 a 5 meses en construirse desde que empieza en el molde hasta que sale al agua, pero puede tardar más dependiendo de cómo encaje en la línea de producción".
La directiva afirma que ahora es capaz de distinguir una nave Astondoa a simple vista. "Antes me costaba, sobre todo con modelos antiguos en los que no estaba metida en el astillero porque era una cría, pero ahora conozco las líneas. Es como distinguir un Mercedes aunque no veas la marca", resalta.
Perfil de cliente
Quien compra un barco es como quien adquiere una casa, compara Ione, quien asegura que muchos de sus clientes van buscando "un refugio en el mar para desconectar".
El perfil del comprador es diverso debido a la variedad de gamas, pero el cliente medio lo define como "un empresario mayor de 40 años, amante del mar, con una carga de trabajo estratosférica, que busca la calma y el tiempo de calidad con la familia que su día a día no le permite tener".
"Es una desconexión de la realidad porque, al final, tú te vas a navegar de aquí a Baleares y hay un tramo donde no tienes ni cobertura. Es una manera de tener a la familia junta", sostiene.
Mercado
La temporada de ferias náuticas comienza cuando los bañistas ya se han puesto el abrigo. Algunos de sus barcos están camino de la feria de Düsseldorf de enero, donde se ven las nuevas tendencias del mercado.
Ione indica que en las últimas décadas el sector náutico ha cambiado notablemente y que la tecnología ha hecho que muchos de ellos parezcan más a "naves espaciales".
"En los 90 predominaba el color crema, mientras que ahora reina el blanco con negro para dar contraste. Antes no se daba importancia a la iluminación, ahora es eso lo que se busca con grandes ventanales, porque si estás en el mar lo suyo es conectarte con él lo máximo posible", añade.
Al año, salen 35 barcos del astillero que van dirigidos a mercados variados. Un 40 % se venden en España, mientras que el 60 % restante ponen rumbo a Alemania, Italia, Estados Unidos, Puerto Rico o México.
"Alicante está situada en un punto estratégico del Mediterráneo para atender al cliente nacional, porque está cerca de Madrid, de Barcelona, de Andalucía y a menos de una hora en vuelo de Baleares, la zona náutica más importante", sentencia.