Las bacterias que identifica el equipo valenciano del IATA reducen los niveles de glucosa en sangre después de las comidas.

Las bacterias que identifica el equipo valenciano del IATA reducen los niveles de glucosa en sangre después de las comidas.

Innovación

Un equipo valenciano del CSIC identifica una bacteria capaz de reducir los niveles de glucosa en sangre

Las investigadoras del IATA trabajan en las aplicaciones que puede ofrecer en el tratamiento de disfunciones relacionadas como la diabetes tipo 2.

9 diciembre, 2021 18:01
Alicante

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Un equipo valenciano de investigadoras del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha identificado una nueva bacteria intestinal capaz de reducir los niveles de glucosa en sangre después de las comidas. En el trabajo que han presentado a partir de este descubrimiento esperan que esta sirva para el tratamiento de alteraciones del metabolismo como la diabetes tipo 2.

Esta nueva bacteria del género Holdemanella tiene el potencial de mejorar el metabolismo en órganos como el hígado, como señalan desde la delegación en la Comunidad Valenciana del CSIC. Y con ambos indicadores, alterados en personas con obesidad, esperan que la regulación que permitiría fuera "muy beneficiosa para estas patologías".

El comunicado que recoge Efe destaca que se ha demostrado que esta bacteria es eficaz para regular los niveles de glucosa en todo el organismo. De ahí que valoren que ejerce una función que sería muy atractiva para la prevención y el tratamiento de la resistencia insulínica, la hiperglicemia y la diabetes. Entre las posibilidades que estiman podría ofrecer, incluyen también su uso como probiótico en el campo de la alimentación.

Marina Romaní, investigadora postdoctoral del CSIC en el IATA, destaca que "las aplicaciones de esta bacteria son diversas y presentan un horizonte optimista".  Para ello, se ha secuenciado el genoma completo de esta bacteria con lo que confirman la seguridad de su uso en humanos.

Desde el intestino

El equipo de investigadoras del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos (IATA), centro de investigación del CSIC, está coordinado por Yolanda Sanz, profesora de investigación de este último. En el trabajo han analizado la función que las bacterias que habitan en el tracto intestinal tienen en la salud. Y ahí especifican que no han estudiado únicamente los efectos locales que ejercen en el intestino, sino también los que se producen a través de su interacción con diversos órganos y sistemas, incluido el hígado y el cerebro.

El estudio, publicado en la revista The Federation of American Societies for Experimental Biology Journal, ha evaluado también la eficacia preclínica de una bacteria en modelos experimentales animales. Este organismo forma parte de la microbiota natural de individuos metabólicamente sanos. En ellos tiene la capacidad de mejorar la tolerancia a la glucosa, es decir, reducir las concentraciones de glucosa tras la ingesta, en el contexto de la obesidad.

Los efectos

Estas son las posibilidades que consideran abre su uso a la combinación con fármacos antidiabéticos para incrementar su eficacia a dosis reducidas. Y de ahí estiman que reduciría también sus efectos adversos, una de las principales causas por las que ciertos fármacos que resultan eficaces son retirados del mercado.

En la lista de efectos que recogen, explican que su esta bacteria reduce las concentraciones de glucosa elevadas (hiperglicemia) en condiciones basales y revierte alteraciones de la gluconeogénesis y la resistencia insulínica en el hígado asociadas a la obesidad.

Esta bacteria presenta la peculiaridad de que es capaz de modular el sistema endocrino del intestino y la comunicación que existe entre el intestino y el cerebro para controlar el metabolismo.

La bacteria favorece la secreción de la hormona gastrointestinal GLP-1 (péptido similar al glucagón) en el intestino grueso, que se libera tras cada comida para reducir los niveles de glucosa en sangre, según las fuentes.

En el intestino delgado, la bacteria también parece mejorar las señales que la hormona GLP-1 manda al cerebro, por vía neural, favoreciendo el control del metabolismo de la glucosa en tejidos periféricos como el hígado.

Esta hormona es de gran interés para la industria farmacéutica. De hecho, análogos sintéticos de la hormona GLP-1 son comercializados actualmente para el tratamiento de la diabetes tipo 2. Y su potencial de alcance es grande, como destacan, ya que en la actualidad, la diabetes afecta a alrededor de un 8 % de la población general, es una enfermedad grave y, si no se toman medidas, pronto afectará al 10 %.