El estudio analiza la mirada del espectador de 'El jardín de las delicias' para aplicarlo luego a la resolución de problemas visuales.

El estudio analiza la mirada del espectador de 'El jardín de las delicias' para aplicarlo luego a la resolución de problemas visuales. El Prado

Innovación

Un equipo de científicos de Elche aprende de cómo vemos 'El jardín de las delicias' para buscar soluciones oculares

El catedrático Eduardo Fernández coordina este estudio pionero en el mundo con el que estudian la mirada al arte para mejorar problemas visuales.

2 febrero, 2023 06:07
Alicante

¿Por dónde se empieza a ver un cuadro? Esa pregunta que se hacía el catedrático de biología celular Eduardo Fernández Jover se ha convertido ahora en un estudio pionero en el mundo que une ciencia y arte gracias a la colaboración del Museo Nacional del Prado. El equipo de este científico de la Universidad Miguel Hernández de Elche quiere aprender cómo descifra nuestro cerebro estas obras para aplicarlo en la resolución de problemas visuales.

"Y va a ser muy útil para la investigación que hacemos, encaminada a problemas visuales y mejorar la calidad de vida de las personas con problemas visuales", cuenta a EL ESPAÑOL Fernández Jover. La carrera científica de este catedrático nacido en Elda ha abordado estas cuestiones a lo largo de los años. Por eso cuenta que "seguimos haciendo ensayos clínicos a personas ciegas para reconocer lo que tiene enfrente".

Eso es lo que les llevó la semana pasada hasta la sala 56 A del Prado. En ella se exhibe una de las obras más conocidas de la pintura, El jardín de las delicias. Pintada medio milenio atrás por El Bosco, es un tríptico en el que se representan multitud de escenas relacionadas con el pecado y situadas en el paraíso y el infierno.

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Fernández Jover quería partir de una obra como esta para iniciar su investigación. "Si lo que tenemos enfrente es complejo, ¿qué miramos? ¿qué es lo importante: el color o la forma?", explica. Ese punto de partida centrado en lo físico es lo que se ha convertido en el puente entre el grupo de Neuroingeniería Biomédica de la UMH y el museo. 

"Eso creemos que nos ayudará en la relación de arte y ciencia y cómo procesamos una obra de arte", razona. Para empezar porque hay muchas preguntas para las que quiere encontrar respuestas: "En lo individual ¿es igual un hombre o una mujer? ¿empiezas por arriba o por abajo? ¿es por la cultura el hacerlo de izquierda a derecha? ¿es por la formación?".

El estudio que han desarrollado conjuntamente ha tomado los datos a más de cincuenta personas de muy variado perfil para que eso les pueda ayudar a entenderlo. "Lo hemos hecho con personas que era la primera vez que lo veían y en un entorno real", apunta, "y con artistas que tienen esa sensibilidad para ver si se puede notar o no". Así, Fernández Jover va encadenando preguntas de nuevo: "¿Cómo nos comportamos ante una obra de arte? ¿todos se fijan en lo mismo? ¿y de qué dependen esas diferencias?". Por eso llega un momento en que se detiene y concede que "hay muchas preguntas pero aún no hay respuestas".

'El jardín de las delicias' se ha escogido por la complejidad de lo expuesto.

'El jardín de las delicias' se ha escogido por la complejidad de lo expuesto. El Prado

En esta pieza aparece una reproducción de este tríptico que mide 1,85 metros de alto y 3,25 de ancho desplegado. Puede que se plantee esas preguntas que el catedrático alicantino se hace y cómo afecta a su percepción, pero Fernández Jover puntualiza que una de las claves que hace tan especial este proyecto es que se trata de un estudio en un entorno real y con la obra original, no una fotografía que muestre en una pantalla.

Plantear eso ya suponía un reto al tratarse de una de los óleos más famosos del mundo y por el que los visitantes quieren recorrer las galerías del edificio Villanueva del Prado. La sala no se cerró en ningún momento, así que se aprovechó las horas en las que está menos concurrida, entre las 14 y las 17 horas.

En ese tiempo, la austera sala mostraba los cinco siglos de diferencia entre las gafas con sensores conectadas a un ordenador y las tres tablas pintadas en los Países Bajos. Con las lentes registran la dirección de la mirada, el tamaño de la pupila e incluso el desplazamiento de la persona alrededor de la obra.  

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Medir, concede, ha sido la parte fácil. "Ahora hay que analizar los datos y en un par de meses llevaremos unos resultados preliminares que llevaremos a los expertos del Prado", indica. "La interpretación es compleja y con su ayuda esperamos tener resultados para que sirvan internamente y puedan planificar y mejorar la experiencia del museo". De esa forma espera que "este primer estudio piloto sea el inicio de una fructífera relación" porque ya avanza que "tenemos muchas ideas de profundizar en más cosas y en otros cuadros".