Alicante

La complicada situación que atraviesa el sector turístico en la era post-Covid, muy especialmente aquellos destinos que más dependen del cliente internacional, se va a cobrar una víctima este invierno: la normalidad turística de Benidorm, una de las ciudades habitualmente más activas durante la temporada baja.

En total 13 establecimientos hoteleros esperan cerrar sus puertas en las próximas semanas (de 82 se pasará a 69), según el informe de la patronal Hosbec, lo que dejará a la ciudad con un 60% de su planta abierta. En un año normal este porcentaje supera el 75%.

Los motivos, según explicaron a El Español fuentes empresariales, son dos. En primer lugar, la paulatina recuperación del turismo británico, que ha ido llegando con cuentagotas desde que se empezaron a aliviar las restricciones en Reino Unido.

Aunque el presidente de Hosbec, Antoni Mayor, explicó en la reciente feria de turismo de Londres que "un tercio" de los viajeros que llegan a la ciudad ya son ingleses, las cifras aún están "muy lejos" de un ejercicio corriente. De hecho, Mayor esperaba que algunas semanas de este invierno se alcanzasen "cifras de 2019", pero ha entrado en juego otro factor que ha hecho que muchos empresarios se decanten por el cierre. 

¿Cuál? Pues el retraso en la tramitación de los viajes subvencionados a mayores (el conocido como Imserso), cuyos primeros viajeros se esperan para finales de diciembre o primeros de enero. Benidorm absorbe aproximadamente un 146.000 de las plazas que se ofertan en el programa (en torno al 20%), y es uno de los primeros destinos en agotarse.

El hecho de que no se conozca aún una fecha definitiva para la comercialización de los paquetes, porque aún cabe recurso contra la adjudicación, ha provocado que una parte de los establecimientos hoteleros opte directamente por cerrar sus puertas hasta la próxima primavera.

Lejos de la normalidad

Lo cierte es que la posibilidad de que Benidorm llegase al invierno con un porcentaje alto de hoteles cerrados ha sido una constante en los últimos meses. Cuando parte del Gobierno valenciano celebró la buena ocupación de las dos semanas centrales de agosto, los empresarios ya advirtieron de que el resto del verano había sido "flojo" en comparación con los ejercicios anteriores a la pandemia, y que la temporada baja dependía en buena medida de la reactivación internacional y del Imserso.

Según un informe de Hosbec, la Comunidad Valenciana perdió este verano más del 23 % de pernoctaciones hoteleras y un 13 % de turistas. De hecho, casi uno de cada cinco empleados del sector no pudo reincorporarse a su puesto de trabajo y un  5% de los establecimientos no abrieron sus puertas durante la temporada alta, algo impensable en años anteriores.

A pesar de estos datos, una parte de la Administración autonómica, en concreto Compromís y Unidas Podemos, llevan semanas presionando a su socio del PSOE para implantar una tasa turística en la Comunidad Valenciana. Y el conseller de Hacienda, Vicent Soler, se ha mostrado partidario de debatir sobre el tema, pero no "cuando el sector está saliendo de una crisis durísima".

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