La tasa turística valenciana, el impuesto que los tres partidos del Gobierno del Botánico (PSOE, Compromís y Unidas Podemos) quieren presentar para la Comunidad Valenciana antes de abril, no será homogéneo y es muy probable que acabe por decidirse su implantación ayuntamiento a ayuntamiento. Hasta ahora todos los empresarios del sector, sin excepción, han rechazado este tributo, al considerar además que coincide con la peor racha de ocupación desde el fin del cierre perimetral.
Precisamente para ganar esta batalla en los ayuntamiento el presidente del Partido Popular en la Comunidad Valenciana (PPCV), Carlos Mazón, propuso este lunes al jefe del Consell, Ximo Puig, una alianza con la que impedir la implantación del impuesto en los municipios. Fuentes conocedoras de la reunión explicaron a El Español que Mazón ofreció a Puig los votos de "todos los concejales" del PP para bloquear las propuestas que vengan desde Compromís y Unidas Podemos. No hubo una respuesta afirmativa que permitiese vislumbrar una alianza entre los dos grandes partidos.
Hasta el momento ha habido una clara contradicción en el discurso de los socialistas con la tasa turística valenciana. El secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer, ha dicho en múltiples ocasiones que "no es el momento" de implantarla, una tesis a la que en principio se había sumado también el propio Puig.
La sorpresa saltó el 21 de diciembre, cuando el síndico socialista en las Cortes, Manolo Mata, presentó junto a Compromís y Unidas Podemos la propuesta de abrir un diálogo con empresarios y trabajadores turísticos para que el tributo se confeccione en el primer trimestre de 2022. Colomer soltó lastre rápidamente, al asegurar que no sabía absolutamente nada, mientras Puig ha guardado silencio desde entonces.
Una exigencia de los socios
Fuentes del sector consideran que este acuerdo es, efectivamente, un "peaje" que los socialistas tienen que pagar a Compromís y Unidas Podemos, y ya dan por hecho que se trata de una operación para que se implante en Valencia, donde los nacionalistas gobiernan con el apoyo del PSOE. Sin embargos, en ayuntamientos como el de Cullera, también socialista, su alcalde ha rechazado implantarla.
De momento tanto Benidorm como Torrevieja, gobernadas en solitario por el PP, como Alicante (en coalición con Cs), han asegurado que no se subirá la presión fiscal sobre una actividad que consideran "capital" para la provincia de Alicante. La gran duda es qué harán municipios también del PSOE ubicados en zonas turísticas, como Altea o Dénia, ya que se puede dar la paradoja de que sí graven las pernoctaciones de visitantes cuando otros municipios muy cercanos (Benidorm, por ejemplo) no cuenten con este tributo.
Es ahí, según fuentes del PP, donde se encuadra el ofrecimiento de Mazón a Puig, sin que parezca que vaya a tener una continuidad real. De momento el presidente del PPCV ya ha asegurado que, si gobierna la Comunidad Valenciana, derogará la propuesta que haga el Botánico sobre la tasa turística, sea cual sea su formato.