Los seguidores LGTBI del Benidorm Fest han tomado durante una semana la ciudad que asume, también, la capitalidad de este sector turístico. El paso de los locales de transformismo a las discotecas que han aprovechado la llegada de los artistas que aspiraban a Eurovisión es el de la evolución del ocio y los derechos que cristaliza en fiestas reivindicativas como Benidorm Pride.
"Benidorm tiene una trayectoria de más de 60 años como enclave amigable", cuenta su alcalde Toni Pérez. Contento con la reciente repercusión del festival en la ciudad, se remonta a locales clásicos como Spartacus en los años 60 para demostrar esa tradición. Una que, al principio, no se diferenciaba de la promoción "como capital de turismo a nivel nacional" y en la que este factor "va unido a la trayectoria de destino".
Esa idea, que aún se mantiene, se potencia en la actualidad en los encuentros profesionales que han surgido en los últimos años. En ellos estaba recientemente Santos Torres, uno de los responsables de la organización del Orgullo LGTBI que se celebra en septiembre. "Benidorm ha sido siempre un referente para el colectivo", destaca.
Los años 80 marcaron un hito para Torres. "Eran años dorados, muy buenos", asegura sobre aquella época. En muchos de los pequeños locales del centro se presentaban actuaciones de transformistas "y del artisteo que va relacionado con el mundo LGTB". Esa proliferación de la oferta se convirtió en un sello distintivo frente a otras localidades turísticas de la costa que también podían acoger estos espectáculos, "pero donde no estaba tan arraigada, aquí siempre ha estado viva".
La evolución
Entre los 18 y 24 locales que se dirigían específicamente al colectivo LGTBI en el casco antiguo durante aquella época igual te podías encontrar un día a Loles León que cruzarte a Miguel Bosé, asegura Torres. Ese empuje, prosigue, se frenaría y no se retomaría hasta décadas después, cuando el planteamiento del ocio abordaba también las reivindicaciones de los derechos.
"Con el Benidorm Pride Festival han sido pioneros, adelantándose a ciudades como Torremolinos que nos han vuelto a pillar la delantera", considera el organizador. A mitad de la década pasada "eran años en los que la gente del colectivo creía en Benidorm como ese destino". El alcalde recalca que con esta iniciativa "reconocida a nivel europeo" se constituye "un valor muy importante para nuestra oferta", como se vio en 2019 con los 15.000 asistentes que participaron.
Jose Mancebo, director del Patronato Provincial de Turismo de la Costa Blanca, señala todo el trabajo que se hace en común para potenciar un éxito así. "Para este año, en colaboración con la Comunidad Valenciana, vamos con la LGBTQ+ Travel Association a su convención que este año la traen a Italia", avanza. Citas a las que suma las de los Orgullos de Madrid y Barcelona para este verano más las del mercado alemán, con Turespaña, en las que están en conversaciones para ir a Colonia, Hamburgo y Berlín. "Son una serie de hitos para retomar esa oferta LGTB más centrada en el mercado".
Ahora los locales de ocio LGTBI en el casco antiguo de Benidorm tienen que asumir otras consideraciones. "Todos están en el casco antiguo y los vecinos están más preocupados con el ruido", explica Torres. Eso, apunta, genera otro tipo de comparaciones, la del destino "que no tiene impedimentos de sonido y de horarios". Y para este, hay una alternativa clara: el barrio de La Nogalera en la citada Torremolinos. En él no existirían esas restricciones, lo que hace "que mucha gente ya se lo piensa para largarse a otro sitio".
'Champions League' LGTBI
Y en ese panorama llegó el acuerdo para que la selección de artistas a Eurovisión por España se hiciera en la ciudad. Se generaba así una nueva etapa tras el histórico Festival Internacional de la Canción. La expectación se disparaba con el listado de los catorce participantes entre los que los mensajes por la diversidad se hacían explícitos. Desde el grito en las semifinales de Javiera Mena de "vamos a lesbianizar toda Europa" al beso de los componentes de Unique o el eurodrama de la retirada de Luna Ki.
"Eurovisión es para los gays muy sonado, como la Champions League para los heteros", compara Torres. Su propia pareja, que estuvo trabajando ese fin de semana en los locales de noche le contaba que el ambiente en la ciudad era el de una fiesta como Nochevieja. Toni Pérez valora que dentro del amplio sector de público al que se dirige este concurso haya "una gran presencia muy ligada al movimiento LGTBI que es muy importante".
En el futuro está ya el trabajo en el 2023. Aunque si este mayo ganase Chanel en Turín "Benidorm querría estar ahí", afirma el alcalde. Y no tanto por ser la ciudad que lo albergue, que no está sobre la mesa, como por "analizar muy bien las opciones porque la organización son palabras mayores". A favor, desde luego, estaría el ejemplo del pasado fin de semana, y por el que concluye que "siempre hay que ser positivo porque el Benidorm Fest nos ha traído música y alegría, que son dos cosas que nos hacen mucha falta".