Alicante

A menos que el síndico socialista en las Cortes valencianas, Manolo Mata, y el secretario general del partido y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, militen en dos formaciones distintas que comparten un mismo nombre, el PSOE tiene un problema muy serio en la Comunidad Valenciana de doble discurso con la tasa turística.

Si a finales de diciembre Mata sorprendió a todos, empezando por los empresarios y sus propios compañeros de bancada, firmando con Compromís y Unidas Podemos un acuerdo para presentar una propuesta de impuesto antes de abril, el conseller de Hacienda, Vicent Soler, colocado en su puesto por Ximo Puig, aseguró este jueves que la implantación de este tributo no era prioritaria en la Comunidad Valenciana.

Es decir, que mientras el brazo político del PSOE firma una cosa, los gestores que colocan en las administraciones dicen la contraria. La respuesta de Soler hay que entenderla con dos claves. La primera, la campaña que los empresarios han lanzado en internet con notable éxito: más de 2.300 adhesiones de particulares y organizaciones empresariales de ámbito autonómico y nacional. 

La segunda, que el PP acorraló este jueves a Soler en el parlamento valenciano utilizando contra los socialistas sus propias armas: declaraciones del secretario autonómico de Turismo, el también socialista Francesc Colomer, renegando de este tributo de todas las formas y colores posibles. El diputado benidormí Manuel Pérez Fenoll utilizó a Colomer para golpear al PSOE con sus propias armas, y Soler no tuvo más remedio que salir al atril a no responder. 

"No criminalizar"

En todo el intercambio el conseller de Hacienda sí hubo un guiño a los socios del Botánico: al decir que no había que "criminalizar" esta tasa. Lo cual deja la puerta abierta a retomar el debate en un futuro, teniendo en cuenta que Soler insistió en que no era "el momento" de gravar ahora las estancias de turistas. 

¿Por qué entonces Mata firmó el acuerdo con Compromís y Unidas Podemos, metiendo a su partido en un problema? Fuentes consultadas por El Español plantearon dos posibilidades: o bien lo hizo sin el conocimiento de sus jefes, o bien formaba parte de una estrategia coordinada para calmar a sus socios con la idea de controlar la crisis que iba a provocar. Y es evidente que lo segundo no ha salido demasidado bien. 

La prueba de fuego, de todas formas, serán las reuniones que los tres partidos han prometido tener con el sector. Los empresarios ya tienen claro que su rechazo será frontal, y ni siquiera les convence que su aplicación sea de carácter voluntario y municipal.

Y mientras tanto, Compromís aprovecha la actual situación para abundar en las contradicciones socialistas y atacar al secretario de Turismo, por boca de la vicepresidenta Mónica Oltra: "Tiene un extraordinario sentido de la empatía y sensibilidad hacia las angustias del prójimo", dijo hace unos días. Está claro dónde pretende estar cada uno en los próximos meses. 

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