Un curso académico más, la universidad UCH-CEU de Elche da la bienvenida en su primera semana a sus nuevos estudiantes y, un año más, los procedentes de Francia copan el grado de fisioterapia, donde se han matriculado, de nuevas, un centenar, a los que hay que sumar otros centenares de galos de cursos anteriores. ¿Por qué se repite esta situación no solo en el CEU de Elche, sino también en el de Valencia y en otras universidades como Madrid o Zaragoza?
La vicedecana de la carrera en Elche, Cristina Orts, explica que "un alto porcentaje de los estudiantes" opta por España "debido a las dificultades que tienen en su país para acceder a la carrera de Fisioterapia". De hecho, se estima que el 40% de los nuevos graduados de nacionalidad francesa ha obtenido su título fuera de Francia, siendo España uno de los destinos preferidos por su cercanía, cultura y economía.
¿Qué pasa en Francia? Se refiere Orts a los problemas que se encuentran los jóvenes que, tras acabar el instituto, y sin la existencia de la selectividad que hay en España, tienen a la hora de querer cursar una carrera como fisioterapia. Para ello, primero deben hacer un año del conocido Paces, donde aprenden nociones de medicina, que deriva en un temido examen de admisión, "una especie de concurso", que solo aprueba el 15% de los aspirantes a estudiar el grado y si suspenden, solo tienen un intento más.
Ante esta situación, muchos optan por estudiar cursar la carrera fuera de Francia, pero esta decisión no es sencilla porque conlleva, entre otros obstáculos, aprender el idioma del país de destino. Para ello, la universidad se adapta, ofertando en verano una formación específica del castellano durante un mes de tres horas diarias, para que, cuando llegue septiembre, no perderse con la lengua de Cervantes.
De todas formas, desde hace dos cursos académicos, los alumnos franceses que no tienen el nivel de castellano suficiente pueden hacer el primer curso en francés y en paralelo van recibiendo clases y formación en castellano obligatoria para, en segundo de carrera, alcancen el dominio, señalan fuentes del CEU. Esta última opción, explica el estudiante Romain Rankowski, de Burdeos, es la que le ha terminado convenciendo para venir a Elche a cursar el grado.
De alumna a profesora
Y así nos encontramos con el caso de Perrine Bertrand, una francesa que vino a Elche con 23 años para estudiar fisioterapia y que el pasado mes de julio acabó el grado. Su caso es particular puesto que no solo buscaba matricularse fuera de su país ante "lo complicado y estricto" que es estudiar 'fisio' allí; vino a la localidad ilicitana atraída por su club de balonmano, que hace unos días ha ganado la Supercopa de España.
Así que "hice las dos cosas". Mientras estudiaba la carrera, competía con sus compañeras en primera división... hasta hace dos años. Ahora con 27 compagina el trabajo en una clínica céntrica de Elche con un master en el CEU, donde además da clases de Bioquímica en el primer año -lo imparte en francés-. Dice que los primeros meses que aterrizó en Elche le costó "mucho" aprender el castellano. Ahora lo habla, y bromea, con fluidez.
De ida y vuelta
En un futuro, Perrine podrá seguir en España o volver a su Francia natal, donde no existe desempleo en fisioterapia y, sobre todo, los salarios son más abultados que en España. Tanto es así que, como reconoce Cristina Orts, se da la circunstancia de que graduados españoles, tras estrechar "buenos lazos" con sus compañeros franceses, optan por marcharse al país galo "para trabajar en sus centros".
Nora Antón es un ejemplo de ello. Nacida en Burgos hace 31 años, estudió la carrera en Barcelona y lleva desde finales de 2012 en Burdeos. Sin poder encontrar trabajo de lo suyo en España en plena recesión económica, saltó al país vecino aunque no sin cierta dificultad.
çComo viene avisando el Colegio de Fisioterapia de la Comunidad Valenciana, cada vez existen más trabajas para los 'fisios' extranjeros que van a Francia a ejercer y, menos puestos de trabajo. "Te obligan a hacer unas horas determinadas de prácticas para poder trabajar y yo tuve la suerte de estar solo un par de meses", explica por teléfono. Este último trámite llega tras la necesaria traducción jurada del título y la solicitud de equivalencia, que "tarda unos meses".
Pero al final, le merece la pena, añade. ¿Por el salario? Es una de las ventajas, "aunque es muy variable". "En la salud pública, un recién diplomado gana 1.500 euros y en función de los años vas aumentando", avanza. ¿Y en la privada? "Bueno, aquí existe la semiprivada porque también depende de la Seguridad Social y puedes ganar entre 2.000 y 4.000 euros "eso sí, si trabajas muchas horas".
¿Piensas volver? Le preguntamos para acabar. "Realmente me veo aquí", responde. "Quizá vuelva para la jubilación, pero antes no creo".