El tejido productivo de la provincia de Alicante se ha visto especialmente afectado por la crisis económica derivada de las restricciones de la pandemia, con el turismo y la industria del calzado prácticamente a cero desde hace un año. Según el informe de coyuntura del último trimestre del año, elaborado por el Instituto de Estudios Económicos de Alicante (Ineca), 2020 se cerró con uno de cada cinco alicantinos en paro.
El presidente de Ineca, Rafael Ballester, explicó que en diciembre había en la provincia 186.109 personas en edad de trabajar desempleadas, lo que supone una variación interanual del 25% (38.036 más).
En España, según la Encuesta de Población Activa (EPA), el número de parados en España fue de 3,7 millones en el último trimestre del año, un -0,08% respecto al periodo anterior. La tasa del paro nacional es del 16,13%, mientras que en Alicante sube hasta el 19,41%, tres puntos por encima de la media nacional.
Este indicador negativo va a acorde con la caída del PIB provincial calculado por el Banco de España: un 13,5%, superior a la media nacional y sexta provincia donde más desciende; si se saca de la ecuación a las islas, con una economía totalmente dependiente del turismo, Alicante es la tercera zona con mayor caída económica de la Península.
El director de estudios de Ineca, Francisco Llopis, explicó que Alicante ha pedido por ahora 40.000 afiliados a la Seguridad Social (solo la comarca de l'Alacantí presenta un balance positivo) mientras el porcentaje de autónomos sigue subiendo, y consideró "prioritario" atajar el problema del desempleo: "No podemos generar riqueza con una quinta parte de los activos sin ocupar".
Por sectores, Ballester precisó que la crisis "se ha cebado con la actividad turística, pero también la industria se resiente: el calzado se encuentra ante una encrucijada afectada por variables que ya estaban presentes antes de la pandemia y que se han acelerado".
Para ello es importante "respaldar al turismo" pero también poner el foco en el calzado. "Es un sector que no importa nada y que apenas está exportando, por lo que la actividad está paralizada", agregó Llopis. Donde hay cierta nota para el optimismo es en el sector inmobiliario, a pesar de que se ha registrado una ligera caída del precio en la compraventa de viviendas.
"En conjunto podemos decir que estamos peor que en el último trimestre, y que lo que parecía una recuperación en V en verano ha pasado a ser una nueva caída", indicó.
Doble infrafinanciación y agua
Para Ballester, "los datos nos colocan en una posición muy delicada, aunque esperamos que el rebote se produzca a partir del tercer trimestre". "2021, con estos datos de partida, nos lleva a 2015; es decir, estamos con datos de 2015, el año en el que empezábamos a ver los primeros atisbos de reparación de la crisis de 2008", añadió.
La coyuntura, además, "no permite determinar cuándo se producirá la recuperación" porque "hay mucha incertidumbre en el proceso de vacunación nacional e internacional" que es, además, "lo que todos los expertos coinciden en señalar como prioritario para la recuperación".
El presidente de Ineca considera que para atajar una crisis mayor es necesario "ayudas directas y rápidas, algo indispensable para la estabilidad de nuestro sistema económico". También aseguró que los fondos Next Generation "tienen muchas lagunas", como el que Europa "no tenga en cuenta las características específicas de cada zona".
A nivel político, Ballester criticó "la crispación continua, propia de un periodo electoral", así como el retraso en "la prometida reforma de la financiación autonómica, que sigue relegada en el furgón de cola de las prioridades del Estado pese a estar más que demostrada"
A esta situación se le suma "una debilidad en la inversión pública crónicamente deficitaria en la provincia de Alicante", algo que puede ir a más "con el inoportuno agravio que estamos a punto de recibir en materia de agua, con la modificación de las reglas de explotación del trasvase del Tajo-Segura".
Según el presidente de Ineca, esta situación "pone en jaque no solo un sector agrario, sino al conjunto de nuestra economía". "Si el agua no llega al río nos encontraremos ante una muestra de la escasa sensibilidad que nuestros problemas generan en nuestros despachos ministeriales", concluyó.