El acusado de golpear y rociar con gasoil a su pareja y a su hijo en el municipio de Elda (Alicante) ha negado que agrediese o que intentase matar a ambos, en la declaración que ha realizado este martes ante el tribunal de la Audiencia de Alicante, en el que se le juzga como supuesto autor de dos delitos de homicidio en grado de tentativa.
A preguntas del fiscal y de su abogado defensor, el procesado ha explicado que, el día de los hechos, el 6 de marzo de este año, mantuvo una acalorada discusión con su mujer motivada por el comportamiento indebido de su hijo, pero ha negado que les golpease o que les arrojase combustible con la intención de prenderles fuego a ellos y a la casa en la que residían.
"Discutimos porque mi hijo no me tenía ningún respeto y no seguía normas de horarios ni de nada; ese día había vuelto de fiesta y en mal estado, después de dos días sin aparecer", ha asegurado.
Además, ha mantenido que, en esa discusión, nunca amenazó con matar a su hijo "porque eso está muy mal visto entre personas de etnia gitana y ninguno lo haría".
Con todo, ha reconocido que sí era cierto que, en el momento de la pelea, se encontrase muy alterado y que le había dicho a su mujer que tenía la intención de abandonar la casa y trasladarse a València "para empezar una nueva vida, incluso con otra mujer", porque en esa casa no se le tenía "ningún respeto".
Eso sí, ha negado que pegase a nadie o que apuñalase a su hijo entre la espalda y el hombro con una navaja, como se apunta en el escrito de acusación del fiscal.
Al respecto, ha asegurado que en un momento de la discusión, dio un fuerte golpe sobre la mesa del comedor en la que había depositado una garrafa de gasoil, con la que quería cargar combustible en su furgoneta, lo que provocó que el líquido se derramase y salpicase sobre la ropa de su mujer y de su hijo que, entonces, se encontraban a menos de un metro y medio de distancia.
En ese momento, según ha relatado, su hijo se tambaleó y cayó golpeándose contra una esquina de la chimenea de la casa, que tenía un borde metálico cortante, lo que le provocó la herida por la que requirió asistencia sanitaria y que le pusiesen siete grapas.
Por su parte, su mujer, supuesta víctima de la agresión, que ha declarado en calidad de testigo, pese a tratar de eludir su obligación legal de hacerlo, ha corroborado parcialmente el relato del acusado al negar que este le golpease o que la rociase con gasolina.
A las preguntas del fiscal, la mujer ha señalado que no recordaba exactamente lo sucedido por los nervios que le provocó la discusión y ha añadido que si ante la Policía y en el juzgado de instrucción declaró que el acusado la había golpeado y que había intentado quemarla fue por ese mismo estado de nerviosismo y por "las presiones de la policía".
Esa es la misma justificación que ha dado, a preguntas del fiscal, sobre los motivos por los que había llegado a solicitar una orden de alejamiento para su marido.
En tercer lugar, el hijo del acusado, que también ha tratado de eludir su obligación de declarar, ha señalado que no recordaba nada de lo sucedido porque "venía de fiesta" y estaba "borracho".
En esta línea, ha sostenido que, al prestar declaración en comisaría y en el juzgado, se encontraba bajo los efectos de tranquilizantes y no recordaba qué es lo que dijo: "En la residencia me dieron un trankimazin y no me acuerdo de nada", ha repetido, ante la insistencia del fiscal y solo ha admitido la posibilidad de que su padre le diese "un guantazo" por su comportamiento.
Así, como su madre, también ha sostenido que su padre no le arrojó gasolina, sino que el líquido le salpicó cuando golpeó la mesa en la que se encontraba la garrafa, al tiempo que ha sostenido que no recordaba si su padre había llegado a sacar un mechero con la intención de prender fuego.
Por su parte, uno de los agentes de Policía Nacional que acudió al domicilio, después de que otra hija del procesado diese el aviso, ha explicado ante el tribunal que las dos supuestas víctimas -la madre y el hijo- se encontraban completamente mojados por el combustible y que el acusado les mantenía retenidos en una habitación.
El fiscal solicitaba inicialmente la pena de 16 años de prisión para el acusado como autor de dos delitos de homicidio intentado. Su defensa, por su parte, pedía su libre absolución al negar la existencia de las agresiones y la posibilidad de que tratase de matar a su mujer y a su hijo.