La situación del panorama asistencial del ámbito sociosanitario parece no tener límite de empeoramiento. A la falta de reconocimiento económico de las enfermeras y enfermeros que desarrollan su actividad en él, a las malas condiciones laborales, a las terribles circunstancias que ha tenido que atravesar durante la pandemia,… se ha unido ahora el módulo de Formación Profesional "Supervisión a la Atención sociosanitaria a la persona usuaria" que el Gobierno va a incorporar a esta formación técnica. Una titulación para cuya impugnación ya han iniciado los trámites el Consejo General de Enfermería, al que pertenece el Colegio de Alicante, y el Sindicato de Enfermería SATSE.
Parecería que todo suma y que esta iniciativa vendría a añadir recursos a los (escasos) existentes. Pero nada más lejos de la realidad, ya que lo que se va a conseguir con ello es usar unos en vez de otros. Es decir, usar trabajadores low cost, y con menor formación, en vez de profesionales de Enfermería, con una formación universitaria y práctica que son los realmente adecuados para intervenir sobre estos pacientes y usuarios.
Hacerse mayor, vulnerable, no ser productivo ya parece que te convierte en un problema que, además, absorbe muchos recursos, pero se trata de unos recursos que las personas hemos estado costeando durante nuestra vida activa y a los que tenemos derecho.
La pandemia ha dejado en evidencia el modelo de cuidados vigente en nuestro país. Las residencias, tal y como las conocemos actualmente, son más un gran negocio que un espacio idóneo para atender a los grandes dependientes. La mayor parte de ellas son de titularidad privada o concertada y adolecen de control por parte de los poderes públicos. Es preciso transformar las residencias actuales en espacios de convivencia, con un número reducido de plazas, con personal especializado y bien remunerado, con gestión horizontal, donde se tenga en cuenta la opinión y la capacidad de decisión de usuarias y usuarios, que sean lugares de atención especializada teniendo como referente a la persona con mayúsculas.
Frente a ello, urge desinstitucionalizar los cuidados. Hay que humanizarlos y alejarlos en la medida de lo posible de la visión estrictamente sanitaria. Medicalizar las residencias no es la solución. Tenemos que ir en la línea de retrasar al máximo el ingreso en una institución, contando con recursos para que las personas envejezcan en su entorno, en su hogar, rodeados de todo aquello que les ha acompañado durante su vida.
La OMS pide tratar con "respeto y dignidad" a las personas mayores, cuidarlos bajo esos principios. Un buen profesional de Enfermería trata bien a sus pacientes y así lo perciben ellos. La Enfermería Geriátrica es la especialidad enfermera que tiene la responsabilidad de cuidar la salud de las personas mayores. Su principal objetivo es dar la mejor atención a los ancianos, así como a sus familias, según la Sociedad Española de Enfermería Geriátrica y Gerontológica.
La pandemia ha sido un punto de inflexión en todos los aspectos, tanto en nuestras vidas como en lo que respecta a la Enfermería Geriátrica, pues no hay que olvidar que las residencias de mayores han sido los lugares más vulnerables y más afectados por la pandemia.
Durante esta crisis, los profesionales de Enfermería Geriátrica han trabajado sin descanso para asistir y velar por la salud de nuestros mayores en un momento tan delicado. Bajo jornadas de trabajo intensas y una elevada carga emocional, han procurado en todo momento que los mayores tuvieran unos cuidados íntegros, dignos y de calidad.
Por ello, crear nuevas figuras innecesarias para abaratar los cuidados no es la mejor forma de dar a nuestros mayores lo que merecen después de una larga vida de esfuerzo y sacrificio. Tengamos en cuenta que lo que hoy les damos a ellos es lo que tendremos nosotros mañana. ¿Nos gustaría estar atendidos por alguien sin los conocimientos necesarios?... Pues entonces no queramos eso para ellos.
Con una enfermera a tu lado, nunca estarás solo.
Juan José Tarín Sáez es vocal V del Colegio de Enfermería de Alicante