Estamos a 50 días de la plantà. Y por un lado las comisiones activan el modo de la festa la vespra, pero al mismo tiempo se observa una cierta renuencia a propiciar el ambiente necesario de este preámbulo emocional que, en este reencuentro, es más necesario que nunca.
Por un lado, no pocas comisiones que avalaron con excesiva alegría ese cambio de paradigma en el calendario del ejercicio, van dándose cuenta del embolado en que se han metido. Es cierto que ello apenas modifica el ciclo festero hasta la cremà -de una manera u otra, no hubiera habido en mayo festival de elección, ni proclamación- pero no es menos evidente que las kafkianas consecuencias de este ‘cambiazo’, ya se empiezan a notar.
Desde el colapso en las firmas de indumentaria y aledaños, hasta las prisas de las comisiones a la hora de concretar sus bellezas -y, lo que es más complicado- damas de honor 2023, pasando por la concreción en las fechas de presentaciones de todas ellas entre septiembre y octubre, lo que impedirá ese necesario descanso estival en la actividad festera. Nadie se imagina aún que en pleno agosto los foguerers tengan que afanarse en ultimar un ciclo tan importante, cuando lo que apetece es irse de vacaciones o a la playa. No queda otra.
Y esa sensación de ‘zanahoria y tentetieso’ se percibe en la realización de actos, que no dudo que se efectúan con la mejor intención, pero en la que esas intenciones no se traducen en el empaque y la ilusión que estos deben transmitir.
Me refiero a esa Fiesta de homenaje del fuego (sic) -¿El fuego se homenajea a sí mismo?- que hereda la tradicional Fiesta de la Proclamación y que en su concepción -presencia de discomóvil en vez de orquesta- ya de entrada limita a un público de cierta edad, y en donde el anuncio de sorteo de regalos dice poco de la importancia que en todo momento deben desprender unas fiestas de interés turístico internacional.
Sigue sin ser convocado el pliego del concurso de mascletás para junio, que las habrá, ya que en la fiesta antes mencionada se sortearán -suculento botín- dos codiciadísimas pulseras de asistencia, lo cual implícitamente certifica la celebración, al parecer del 16 al 24 de junio, de sus diferentes sesiones. Todo ello, contando con el nerviosismo de las firmas pirotécnicas, que ven correr las fechas sin que nada se concrete al respecto.
No cesan los comentarios al convocarse unas Exposiciones del Ninot, en la que no pocas comisiones reiterarán las figuras que ya fueron expuestas la primavera de 2021, y otras lo consideran un auténtico lastre. Es cierto que en Valencia hubo un precedente -exposiciones de febrero/marzo 2020 y agosto de 2021-. Sin embargo, las circunstancias y, sobre todo, el sentimiento emocional, eran otros. ¿No era más sencillo dejar voluntaria en esta ocasión dicha participación?
Nos queda, en fin, satisfacer la curiosidad de ver -esperemos- la convocatoria del Certamen de Ninots de Carrer ¿Será en esta ocasión el II Concurso Municipal o, por el contrario, lo asumirá Federación como hasta 2019 y con su verdadera antigüedad XXIV Certamen? ¿Ganarán los egos, ganará la tradición? El caso es que, a cincuenta días, seguimos a base de ‘zanahoria y tentetieso’… Ya queda menos.