Juguetes hechos a base de restos de hortalizas como hojas de zanahoria, acelgas, lechuga, brócoli, extractos de remolacha y cítricos. Eso es lo que ha logrado el Instituto Tecnológico del Producto Infantil y Ocio (AIJU), con sede en la localidad juguetera de Ibi. Este proyecto, BioMat4Future, creado en el último año y medio, y financiada con fondos europeos con el apoyo del gobierno valenciano, abre la puerta al uso de los denominados biomateriales funcionales como alternativa sostenible en productos de consumo tipo menaje o envase. El objetivo último es valorizar la gran cantidad de residuos agroalimentarios que se desperdician cada día para contribuir a la reducción del impacto ambiental.
Estos desechos, en forma de aditivos aplicados a matrices bioplásticas de juguetes, aportan propiedades como la coloración, protección frente a la ignición y efecto antimicrobiano. Unos aditivos que, explican desde la organización, se incorporan al plástico en forma de masterbach o concentrados.
De este modo, todas las bioformulaciones obtenidas se han aplicado "con éxito" en demostradores de juguete. De momento, 14 empresas se han interesado por los resultados del proyecto. Entre ellas, siete se encuentran en este momento en colaboración directa con AIJU para la implementación de los resultados y se está negociando con cinco empresas más en el marco de BioFcase. Este otro proyecto, que comenzó a principios de este año, busca precisamente introducir los biomateriales en sectores, además del juguete, el menaje y el envase.
¿Cómo funcionan?
Por un lado, el estudio de la coloración ha permitido observar estabilidad en el tiempo del color. Se ha partido de la extracción de pigmentos de restos de frutas y hortalizas como la mencionada hoja de zanahoria, de lechuga, brócoli, remolacha, cereza o melocotón, para acabar obteniendo demostradores de "colores atractivos".
Con respecto al ensayo de inflamabilidad, se ha ofrecido un resultado de conformidad en todas las formulaciones obtenidas. Para ello, se han hecho valer de la denominada lignina, el polímero natural de los vegetales, el cual aporta rigidez al tallo de la planta y también ha permitido, analizar la retardancia de la llama.
Y, por último, la caracterización de las piezas ha revelado una mayor rigidez y fragilidad a mayor ratio de lignina. Además, los extractos de naranja y mandarina aplicados a estos productos han ofrecido como resultado un buen comportamiento antimicrobiano, contribuyendo a disminuir la presencia de microorganismos como moho o bacterias (para mayor tranquilidad de los padres).
Desperdicios a toneladas
Las hortalizas, frutas y tubérculos suponen hasta un 50% de los desperdicios en alimentación y un problema medioambiental de grandes dimensiones. Solo en España se desperdician 176 kilogramos de alimentos anuales po persona. Por partes, la industria de la transformación de alimentos desecha el 39%; el comercio un 14%; el sector de la restauración y los hogares despilfarra un 42% de los alimentos.
De modo que el concepto de economía circular requiere que estos residuos se reutilicen en aplicaciones de alto valor añadido. Por lo que, para valorizar esta gran cantidad de desechos y contribuir a una economía circular real y efectiva "es necesario investigar su reutilización y aplicación en sectores de mayor valor añadido", recuerdan desde AIJU.
La responsable técnica de este proyecto en AIJU, María Jordá indica que “la implementación de los resultados del proyecto BioMat4Future y otros anteriores como el Becoming Green en las empresas jugueteras, "es el primer paso de muchos para facilitar la contribución del sector a una trayectoria hacia la sostenibilidad real”. "Es realmente necesario ante la limitación de los recursos del planeta y el sobreconsumo instaurado en esta sociedad”.
Estos resultados se han obtenido en un proyecto que ha durado 18 meses y ha sido apoyado por el Institut Valencià de Competitivitat Empresarial (IVACE), y cofinanciado por el programa operativo FEDER de la Comunitat Valenciana 2014-2020 con un importe de 219.782,00 euros. Y en él han participado 4 empresas.
Medio millar de empresas
El Instituto Tecnológico de producto infantil y de ocio -AIJU- se fundó en junio de 1985, en la localidad alicantina de Ibi. Actualmente cuenta con 586 empresas asociadas de distintos sectores, entre los que se encuentran el sector médico y el educativo.
AIJU ofrece actualmente servicios en las áreas de I+D para el Desarrollo de Producto, Materiales Innovadores, Additive Manufacturing, Nuevas tecnologías digitales e inmersivas, Seguridad y Ensayos, Sostenibilidad, Consumidor Infantil, y Formación.