Cuando se trata de abordar la lucha antiterrorista, el planteamiento estatégico suele ir a lo grande, mientras que su gestión se tiene que enfrentar al día a día. La perspectiva local ha sido la protagonista en una jornada que ha organizado Villajoyosa con grandes expertos de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
"Tener en cuenta que cuando sucede esto, siempre es un punto concreto, un municipio", apunta José Luis Antolí. El responsable de la unidad de inteligencia de la policía local de este municipio alicantino lo recalca porque cuando se trata de actuar, "la parte local es la primera en llegar". Por eso considera que "hay que ser realistas" y tener en cuenta este enfoque al trabajar en la previsión contra estos sucesos.
Y prever es la base que se marca como punto de partida. En ese lugar desde el que trabajar conjuntamente para anticiparse, reina la palabra colaboración. "En el ámbito local, la canalización de la información la tenemos nosotros", explica. Las patrullas locales son las que que tienen esa información de la calle que al trasladarla después en la comisaría genera análisis que, a su vez, vuelven para saber interpretar lo que pasa en los barrios.
Eso sí, "la información desestructurada no sirve de nada". Y el símil que encuentra para describirlo le lleva al trabajo implementado con la violencia machista. En la actualidad saben que las alarmas deben saltar cuando se acumulan indicios que arrancan con discusiones en espacios públicos que se convierten en algo habitual y se van incrementando y de ahí pasan a ser quejas de los vecinos por los ruidos que generan. "Debemos ver los síntomas y evidencias", recalca.
Unidad de inteligencia
En esa forma de trabajo, "la función de la inteligencia local es la formación de los compañeros para percibir qué rasgos o situaciones se deben transmitir para canalizarlos". Entre los ejemplos incluye estar pendiente de un aumento del radicalismo o si alguien está comprando botellas de butano para acumularlas en una parcela.
La jornada trató asuntos como las bases del Islam radical y el perfilado de los yihadistas, la delincuencia transnacional, ciberamenazas, o el Sahel como un conflicto sin fronteras. "No se puede ir despreocupado", alerta Antolí. "La realidad del mundo que vivimos es que un país ha quitado el ministerio de la mujer, tenemos una globalización en la que puedes viajar a cualquier parte..."
Y en eso, insiste, no se trata de reducir el pensamiento a "es un tema de terrorismo, es un tema de proteger al ciudadano". De ahí la importancia de ser conscientes de que "el policía tiene que estar atento porque en cualquier momento pueden surgir problemas. Y hay que seguir unas reglas de atención básicas".
Llevar el chaleco antibalas y anticuchillos, al entrar a un espacio estar atento a la salida o comprobar quiénes miran y ponen atención a un agente en la calle y quiénes no, son algunas de las reglas que encuadraría en ese punto. "Porque el nivel de agresividad y de uso de armas está a la orden del día", remata.
Coordinación
La competencia de inteligencia siempre ha estado reservada a los organismos centrales, señala Antolí. Y con ello subraya que esta forma de trabajar y coordinarse significa mejorar la seguridad de todos.
"Podemos prevenir desde crimen organizado hasta terrorismo", sostiene. La clave está en saber mover la información al grupo especializado. "Se lo puedo pasar a Guardia Civil o Udyco [de Policía Nacional], no hacemos la intervención. Me entero y sé que no es mi competencia bordarlo, perfecto. Llamo al grupo que les corresponda y colaboramos. En ningún caso tratamos de ir más allá, sino coordinarnos. La clave está en que la policía local no está sola".
Cuando esto falla, recuerda, es cuando llegan los problemas ya sea en forma de un atentado o de un asesinato por violencia de género. Por eso insiste en la importancia de la formación para mejorar "en lo que hemos elegido ser, nosotros defendemos a la gente".