Noelia y Pedro llevaban desde el verano de 2015 en Londres. Allí trabajaban -y siguen trabajando- para el sector tecnológico. En 2020, poco antes de que se desatara la pandemia de Covid, decidieron venir a Elche, donde hace un año nació su primera hija, Valeria. El año pasado sopesaron volver al Reino Unido, pero llegó el confinamiento y al final optaron seguir en España. Y aquí siguen, teletrabajando para las mismas empresas que las habían contratado en la ciudad inglesa.
Esta familia representa la nueva tendencia global que parece que ha venido para quedarse: vivir en un país, teletrabajar en otro. Un estudio de InfoJobs señala que un 55 % de los españoles estarían dispuestos a ser contratados por compañías extranjeras y elegirían, preferentemente, alguna de Reino Unido, Alemania o Estados Unidos.
Es en el sector tecnológico donde, a raíz de la Covid, se ha extendido el teletrabajo entre países. "Ahora se está convirtiendo en una opción más común, pero ya se daba antes", explica César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), que moderó la mesa redonda "Vivir en un país, trabajar en otro. Así es trabajar en remoto" del día 9 de noviembre.
Allí se explicó que fue cuando más golpeaba la pandemia de coronavirus cuando las empresas relacionadas con la informática, el desarrollo web o el software las que optaron más por el teletrabajo, según una encuesta a un centenar de empresas publicado por el portal Factorial. Este es el sector que también acaparó, después del encierro, el mayor número de ofertas de trabajo que incluían la palabra teletrabajo, según los datos de un informe de Adecco sobre trabajo remoto en Europa, que destaca que la cantidad de puestos vacantes con dicha condición se disparó un 126 % entre mayo de 2020 y abril de 2021.
"En la pandemia hemos visto que muchos sectores, normalmente, ligados a la economía del conocimiento, han teletrabajado de manera intensiva y que esto no ha tenido, en global, efectos negativos sobre su negocio", señala Córcoles, que concluye que es por esto por lo que ahora los trabajadores están comenzando un "éxodo" hacia empresas que mantienen este tipo de condiciones laborales. El docente de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación afirma que en el sector de la tecnología han aumentado este tipo de propuestas, pero añade que cada vez más "es una opción viable y atractiva para otros sectores". Es por ello por lo que han proliferado páginas web específicas, detalla, como JobFluent o GitHub.
Motivos personales
Los motivos para aceptar un empleo de este tipo, remarca el investigador de psicología del trabajo de la UOC Enrique Baleriola, son "siempre personales". En el caso de Noelia y Pedro, explican que quisieron pasar el embarazo de Valeria en Elche tras vivir un lustro en Reino Unido, por lo que cuando aterrizaron en España todavía no se notaban los efectos del Brexit.
Cuando decidieron quedarse aquí, explican, hablaron con sus respectivas empresas y acordaron "por comodidad" de cara a cuestiones burocráticas, que les uniría una relación contractual no con una empresa inglesa, sino con una española. En el caso de Noelia, se sopesó en un principio renovarle el contrato con la mercantil en Londres, pero finalmente ambas partes acordaron que sería con una filial española.
"Nos suponía muchos problemas con nuestro banco estar vinculados al Reino Unido", explica Pedro quien, a diferencia de su pareja, la sede de su empresa de la que es socio ha estado en todo momento en Madrid y fue a través de ella que abrió una oficina en Londres.
El experto en derecho laboral y profesor de la UOC Miguel Arenas explica a este respecto que una empresa tiene "obligación de registrarse como tal en España" para ofrecer el empleo al trabajador, aunque no tenga una sede física. De esta manera, tras dar de alta a la persona, esta gozaría de los mismos derechos y obligaciones que si trabajara en una compañía española. Según el abogado, se trata de una tendencia en aumento a causa de la "globalización" y también por la pandemia, y advierte de que también hay casos de "uberización del sistema de relación laboral", cuando el empleado tiene la exigencia de darse de alta como autónomo.
La no siempre fácil conciliación
La conciliación de la vida laboral y familiar es uno de los motivos que más alegan las personas que optan por el trabajo en remoto. Ya lo hacían antes de la pandemia, tal como muestran los datos del Instituto Nacional de Estadística, que apuntan que las parejas con hijos son quienes más trabajan desde casa. Actualmente, la pandemia ha multiplicado por tres el porcentaje de personas que teletrabajaban, que pasó del 4,8 % al 16,2 % en España.
"La conciliación no se garantiza simplemente por el hecho de que el personal pueda trabajar en otro país", alerta el investigador Baleriola en psicología del trabajo, que aconseja que la situación personal del trabajador, pero también las condiciones del contrato o la perspectiva a medio o largo plazo, sean cuestiones que se tengan en cuenta "continuamente" en la relación laboral.
"La conciliación laboral no es fácil, se sobrelleva", confiesa Pedro. "Es difícil diferenciar cuando estás trabajando y cuando estás con tu familia en casa", explica tras recordar que "ya es habitual" que, en las reuniones telemáticas", se cuelen los menores de la casa en las pantallas. Aunque la papeleta más complicada la tiene Noelia, quien ya se ha incorporado a su trabajo como responsable de Marketing en el departamento de formación de su empresa. Con el bebé en casa, dando el pecho a demanda, "cuesta centrarse y al final trabaja todo el día de manera intermitente", señala Pedro mientras Noelia acuesta a su hija.