El 14 de febrero, Día de San Valentín, está a la vuelta de la esquina. Si tienes pareja o estás enamorada o enamorado, seguro que tienes algo pensado ya para este día tan especial. Aunque, si eres de los que se deja todo para última hora, no te preocupes porque te vamos a dar algunas ideas para que puedas pasar un momento íntimo y especial con esa personita.
Claro que si te gusta y esa persona todavía no lo sabe, puede que confesárselo en uno de los pueblos más románticos de la provincia, te ayude a conquistar su corazón.
A veces no hay que gastarse mucho dinero ni viajar a la otra punta del planeta para disfrutar de una escapada. Lo único que hace falta es ponerle ganas y sobre todo, mucha ilusión. Uno de los pueblos más bonitos de España, cuatro de los mejores restaurantes con estrella Michelín y el segundo hotel más romántico del mundo. Todos esos tesoros, unidos al mar y a este privilegiado clima, están en Alicante.
Guadalest
El Castell de Guadalest está reconocido como uno de los pueblos más bonitos de España. Y no es de extrañar ya que este municipio con poco más de 200 habitantes pesume de tener un casco antiguo cuanto menos pintoresco. La localidad se encuentra en la comarca de la Marina Baja, y está situado a unos 60 kilómetros de distancia de Alicante.
Guadalest cuenta con el reconocimiento de Conjunto histórico-artístico desde 1974. Entre los lugares que merece la pena visitar está su castillo, el centro histórico, los restos de la antigua fortaleza, la prisión medieval o el pantano de Guadalest. Además, si visitas la localidad también puedes aprovechar para dormir en el segundo hotel más romántico del mundo. Su nombre es 'Cases Noves', y es una auténtica pasada.
Altea
Si vives en Alicante, muy posiblemente habrás visitado Altea, que está a unos 40 minutos de la ciudad. Es el sitio ideal tanto si vas con amigos como si vas con la persona que te gusta. Su pintoresco casco antiguo, repleto de casitas blancas y calles empedradas, te transportarán a otra época.
En verano está repleto de turistas, por lo que si quieres un ambiente más romántico, te recomendamos visitarlo en otoño, invierno o primavera, ya que el turismo se encuentra en temporada baja. De todas formas no te preocupes porque seguro encuentras restaurantes en los que comer o cenar. Algunos de los más típicos son In Bocca Al Lupo o Strombolo.
Si visitas Altea, no te olvides de pasar por el mirador de los Cronistas, un lugar que tiene la panorámica más privilegiada de la ciudad, con vistas al mar y al puerto deportivo y pesquero.
Famorca
Famorca es, junto a su vecino Tollos, uno de los pueblos más deshabitados de Alicante. Esta localidad, que está a poco más de una hora de Alicante, cuenta con 45 habitantes (2021). Destaca por estrechas y empinadas calles, similares a las del casco antiguo de Altea.
Las pinturas rupestres del Morro de l'Asdarbalet (barranco de la Fita) son lo más visitado por los turistas. Los grabados, declarados Bien de Interés Cultural (BIC) demuestran la existencia de vida en la antigüedad. También podéis visitar la nevera de la Font de la Serella. Se trata de un pozo que antiguamente servía para almacenar la nieve en invierno.
La iglesia de San Cayetano del siglo XVI y el centenario reloj del campanario (al que todavía se le da cuerda una vez a la semana) son otras de las dos joyas del municipio. Si lo que buscas es un sitio tranquilo en el que poder sincerarte con tu pareja, Famorca es tu destino.
Polop de la Marina
Muy cerca de la turística Benidorm, está Polop. La localidad cuenta con algo más de 5000 habitantes, y destaca por su naturaleza tranquila y solitaria, todo lo contrario a Benidorm. Como la mayoría de localidades alicantinas, Polop también tiene castillo, y es una de las paradas obligatorias si la visitamos. Se encuentra a 60 km de distancia de la ciudad.
La plaza de los Chorros o, para aquellos que buscan más la naturaleza, el Monte Ponoig, son las dos mejores opciones para conocerlo. Además, la gastronomía de la zona también destaca por utilizan alimentos de la montaña alicantina y los frutos del Mediterráneo. Polop tiene algunas calles estrechas con casitas bajas de colores. No te olvides de visitarlas al atardecer porque el ambiente desprende magia.