Toñi Santiago había cumplido 30 años cuando a Silvia Martínez, su hija de 6, ETA la asesinó con un coche bomba pegado a la casa cuartel de Santa Pola, en cuyo patio se encontraba jugando junto a su primo Borja, de 3 años.
En el atentado también murió Cecilio Gallego, un hombre de 57 años que se encontraba esperando el autobús en esta localidad costera, y 56 personas quedaron heridas. Eran las 8 y cuarto de la tarde del 4 de agosto de 2002.
Ahora, cuando va a cumplir 50, esta mujer sigue con la misma actitud que ha mostrado en dos décadas: "Sigo peleando y luchando para que se haga justicia y para que nadie sea capaz de pisotear a mi hija y por ende al resto de víctimas del terrorismo", dice a este medio. "Esta es mi vida y este es mi destino", sentencia.
Así se entiende su petición de personarse como acusación particular en la causa abierta recientemente por la Audiencia Nacional, "o al menos lo voy a intentar por todos los medios", asegura. El magistrado Joaquín Gadea ha incoado diligencias previas para identificar a los autores intelectuales de un crimen por el que la Justicia condenó en 2012 a los autores materiales, los etarras Andoni Otegi Eraso, 'Iosu', y Óscar Celarain Ortiz, 'Peio', a 843 años de cárcel.
Se trata de una querella presentada por la Asociación Dignidad y Justicia (DyJ) y elaborada por Miguel Ángel Rodríguez, avanzaba hace unos días Europa Press. En ella, señalaba a los seis jefes de la banda terrorista que presuntamente componían el máximo órgano de dirección el ZUBA, en el momento del atentado.
"Todos sabemos que ETA tiene una estructura jerárquica y que ningún terrorista hace nada sin el mandato de un superior", apostilla Santiago, quien se muestra esperanzada de que "se pueda saber toda la verdad" de lo que pasó ese día.
La asociación, en concreto, cita a como jefes del aparato militar a Juan Antonio Olarra, alias 'Juanvi', y a Ainhoa Múgica, 'Olga'; del aparato logístico a Félix Ignacio Esparza 'Navarro'; del aparato político a Mikel Albisu, 'Mikel Antza', del aparato internacional a Ramón Sagarzazu, 'Ramontxo' y de la tesorería a María Soledad Iparaguirre, 'Anboto'.
"Me ha sorprendido"
"A mí me pilla por sorpresa en este momento que se quiera reabrir este caso porque ahora lo que se está haciendo desde el Gobierno es favorecer a la banda terrorista ETA y blanquearla al permitir que Ornaldo Otegui esté en el Congreso de los Diputados", sostiene esta madre.
Su discurso es bien conocido entre las víctimas. Cuando Pedro Sánchez lamentó la muerte del etarra Igor González en la cárcel, Toñi se mostró tajante en redes sociales donde acusó al líder socialista de que, con su declaración , tenía "las manos manchadas de sangre", así como de "volver a asesinar" a su hija "de la misma que lo hizo el señor Zapatero y el señor Rajoy". Ahora va más allá y augura que, en caso de condenar a los autores intelectuales del atentado, "se les va a favorecer como al resto de etarras.
En una línea discursiva similar a la que mantiene Vox, de hecho, se le ha visto hablando en algún acto del partido de Abascal, Toñi, sin embargo, niega pertenecer a esta formación. Y menos tras afirmar Macarena Olona hace dos que "hoy, gracias a dios, policial y judicialmente se ha derrotado a ETA".
"Es que ya todos los partidos que se sientan en el Congreso dicen claramente que ETA ha sido derrotada, y es falso", afirma Toñi Santiago. "Las víctimas siempre hemos sido una moneda de cambio. Olona lo dijo también y su discurso es el mismo que el del PP y el PSOE", añade. "No está derrotada porque el Estado de Derecho se ha arrodillado para que deje de matar", concluye.
En cambio, Santiago sí que estuvo en afiliada al Partido Popular, "pero en el momento en el que Rajoy traicionó a las víctimas, no he vuelto a pertenecer a ninguno y cualquiera de ellos me va a tener enfrente", dice durante la entrevista.
"Yo soy, ante y por encima de todo, madre y me debo a lo que ETA me arrancó de mis manos, que es mi hija y no necesito que ningún partido político me premie", esgrime con rotundidad.
"El dolor más profundo"
"Este es el dolor más profundo que puede sentir una madre que ha tenido que vivir el asesinato de su hija delante de sus ojos, que ha tenido que quitarle los escombros de encima y ver por sus ojos que no iba a salir", afirma sobre los instantes posteriores a la explosión ante la pregunta de qué opina de la vía Nanclares y de los movimientos para que víctimas y verdugos dialoguen.
Se trata de un relato que recuerda a su declaración en el juicio contra los asesinos de Silvia. "A mí no me han amputado una pierna ni dos dedos, a mí me han amputado el alma y el corazón", dijo entonces y repite ahora. En aquel juicio fue noticia por enfrentarse a los dos etarras, a los que, mirándoles a la cara, les llamó "asesinos cobardes" ante sus indiferentes rostros.
Precisamente, el objetivo de personarse en el posible juicio es el mismo, "para poder sentarme en el banquillo de los acusados y tenerlos cara a cara como tuve a los asesinos de mi hija", comenta. "Si llega ese momento y esta madre se tiene que morir, lo hará, al menos, habiendo quedado satisfecha".