Un viejo madroño de 650 años y una decena de olivos de más de dos siglos disfrutan de una plácida segunda vida en Castalla tras ser rescatados de una tala inminente a consecuencia de la construcción de un pantano o de una nueva carretera.
Su salvación ha sido posible por el compromiso de una empresa de muebles de oficina, Actiu. Una acción que engloban en la defensa del patrimonio natural y el beneficio que aporta un entorno verde en el ámbito laboral para el equilibrio mental de los empleados.
Así lo ha relatado a Antonio Martín de Efe la responsable de reputación de marca de Actiu y una de las hijas del fundador, Soledat Berbegal. Coincidiendo con el día mundial del árbol este lunes, 21 de marzo, esta ha presentado el proyecto de este singular "centro de acogida de árboles centenarios" al aire libre erigido su compañía en la sede de Castalla. Allí, dos terceras partes de las 20 hectáreas que ocupa son zonas verdes con más de 3.600 ejemplares.
El abuelo de todos estos árboles sin ninguna duda es un madroño de 650 años, un espécimen que iba a perecer bajo las aguas de un pantano en construcción en Córdoba. Una parte de este viejo y enorme madroño se ha secado pero otra mitad ha logrado sobrevivir y constituye la metáfora de que "donde hay muerte también hay vida".
Rescatados de la autovía
A este madroño le acompañan, aunque con menor edad, una decena de olivos de más de 230 años. Estos fueron rescatados en 2004 y 2005, antes de su inminente tala en la cercana sierra del Maigmó por las obras de la autovía A7 en el tramo Alicante-Alcoy. Para Berbegal, estos encarnan el "sentimiento especial" por lo verde.
"Estos árboles iban a ser talados para construir autovías o carreteras", ha explicado Berbegal, quien ha proseguido relatando que "es algo que ocurre cada día y cada vez son más las empresas y profesionales sensibles a esta cuestión que, junto a muchas ONG y organizaciones, deciden intervenir de antemano".
Hay muchos más árboles históricos en las 20 hectáreas del recinto, como carrascas de alto valor ecológico con más de 80 años, pinos mediterráneos, cipreses, palmeras, así como miles de arbustos y pequeñas plantas aromáticas típicas de la zona.
El rescate de estos ejemplares tan antiguos es laborioso y minucioso, y requiere una inversión en torno a los cuatro mil euros por unidad entre la extracción, el transporte en camión pluma y el trasplante por parte de personal cualificado en jardinería y biología.
En este contexto, los árboles han sido dispuestos en la fábrica para que la relajante visión de sus ramas y hojas ayuden a desconectar y a relajar la mente, favoreciendo su salud mental y empujando la creatividad.
Esta apuesta tiene recompensa más allá de lo inmediato porque en la batalla por contratos internacionales con otros competidores, además del trabajo diario, el producto y las certificaciones cada vez más se valora el "plus de conocer qué hace la empresa aspirante a favor de su territorio, de su comunidad y por el planeta", según Soledat Berbegal.