Alicante acogió este viernes la presentación del cómic 'Halima. Derribando muros: Historietas de mujeres valientes en Cisjordania', ilustrado por Susanna Martín. Se trata de un conjunto de historias de superación de refugiadas de Palestina, donde las mujeres "sufren una doble violencia, la de Israel y la machista", asegura durante la conversación Raquel Martí, directora ejecutiva de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA).
La obra pretende ser una herramienta para recordar a la población valenciana que el conflicto palestino sigue activo, "el más longevo del planeta", enquistado 74 años y sin vías de solución. De hecho, se presenta en un momento en el que toda la solidaridad parece dirigirse hacia Ucrania, algo que lamenta Martí porque considera que, además de las víctimas de la guerra iniciada por Rusia, "el foco mediático y el político" debería dirigirse hacia Palestina o Siria, entre otros.
¿Cuál es la situación real de la mujer en Palestina? ¿Ha cambiado o mejorado en los últimos tiempos?
En Palestina hay dos realidades distintas, una es Gaza y la otra Cisjordania porque las políticas de ocupación de Israel son diferentes. En Gaza aplica un control periférico de la franja que determina las mercancías que entran y salen e incluso regula el número de horas de electricidad que tienen estas personas al día, pero no tiene militares israelíes. Y sin embargo, en Cisjordania sí que hay una ocupación militar en el terreno.
Como hay situaciones distintas la repercusión para las mujeres es diferente. En Gaza las mujeres se enfrentan por una parte a la ocupación militar israelí pero por otro lado también a la sociedad patriarcal y machista que vive en Gaza y ambas situaciones repercuten negativamente en la mujer.
Por un lado, la violencia israelí y el bloqueo ha creado un elevado paro en la franja de Gaza del 50%, que llega al 78% en las mujeres y al 88% en mujeres jóvenes con lo cual muchas se tienen que enfrentar a la falta de empleo con la circunstancia de que cada vez haya más mujeres cabeza de familia porque o los hombres han muerto o están incapacitados por una ofensiva israelí.
Y toda esta situación, también en Cisjordania, hace aumentar la violencia en los hogares contra las mujeres y contra los niños. Además, las leyes sobre los derechos de la mujer están obsoletas en Palestina (el aborto es ilegal, aunque existe derecho al divorcio, no se lleva a cabo por el estigma social o por desconocimiento)
¿Cómo se traduce la ayuda que viene ofreciendo UNRWA?
Trabajamos solo con los refugiados de palestina, que son 5,5 millones de personas que incluye a las que huyeron del conflicto palestino-israelí que están en campos de refugiados en Líbanos, en Siria bajo la guerra, en Jordania y en el propio territorio palestino ocupado.
En Gaza distribuimos alimentos a 1,2 millones de personas. O lo que es lo mismo, la mitad de la población que existe en la franja depende de la ayuda de UNRWA para poder sobrevivir. Damos educación a 1,5 millones de niños y niñas y tenemos 700 escuelas.
Atendemos a una media de 3 millones de pacientes al año. Distribuimos ayuda de emergencia y humanitaria a casi 500.000 personas refugiadas atrapadas en la guerra de Siria. Y en Líbano, el colapso que tiene el país está haciendo que las condiciones de los refugiados palestinos sea absolutamente dependiente de la ayuda humanitaria.
¿Cuál es la principal barrera que están encontrando?
Uno de los principales problemas es la falta de financiación; cada año es más difícil conseguir financiación porque el conflicto lleva cronificado 74 años -como con los 11 años de Siria- y eso produce un cansancio de la comunidad internacional. Por otro lado, no es la única emergencia comunitaria, cada año se suman nuevas y debemos llegar a todas.
¿Cuáles han sido las repercusiones inmediatas de la guerra en Ucrania?
Ahora nos va a afectar muchísimo la guerra de Ucrania porque, por un lado, habrá donantes que destinen sus recursos para esta población en detrimento de otros conflictos. Y por otro lado también, nosotros que distribuimos alimento a 1,2 millones de personas en Gaza y medio millón en Siria, ahora mismo nuestros proveedores nos están cancelando los contratos porque traían el trigo de Ucrania y estamos buscando alternativas porque no tenemos formas de encontrar estas toneladas de alimentos; con el aceite nos está pasando lo mismo.
Vemos que las alternativas son mucho más caras mientras vemos que donantes que teníamos están destinando la ayudaba que nos daba a Ucrania, por supuesto es absolutamente necesario, pero no hay que olvidar que no son las únicas que necesitan con urgencia ayuda.
¿Puede la ONU aprender algo de la ola de solidaridad hacia Ucrania que choca con el escaso apoyo al conflicto palestino?
Para empezar yo creo que la sociedad española es solidaria, en general y la Comunidad Valenciana es muy solidaria donde se ha visto en otras situaciones y conflictos. Es determinante que la cuestión de la cercanía, el hecho de que sea Europa, donde pensábamos que no íbamos a ver una guerra desde la de Yugoslavia, tendemos de manera desafortunada a ser más empáticos con aquellas poblaciones más parecidas a nosotros.
Esa empatía nos hace pensar que lo que le está pasando a ellos nos puede pasar a nosotros, pero desde luego esa empatía deberíamos de sentirla con cualquier ser humano.
Yo creo que el principal motivo de toda esta solidaridad es la atención que están poniendo los medios de comunicación constantemente en Ucrania desde que ha empezado el conflicto, y además el foco político. Estamos viendo todos los días a nuestro gobierno, al parlamento europeo… hablar de esta guerra y de sus consecuencias.
Si enciendes la radio o la televisión no se habla de otra cosa. Si esto hubiera sido igual que en Siria y estuviéramos viendo cómo la bombardean de manera constante sus casas, la sociedad igualmente se movilizará. Es mucho más fácil cogerte un camión y todas estas iniciativas que hemos visto de taxistas y gente que hemos visto con furgonetas.
Yo recuerdo situaciones de bombardeos en Gaza que la gente también se ha movilizado mucho. Somos más empáticos con las poblaciones parecidas a nosotros que con otras poblaciones.
¿Cómo trabajar sin la esperanza de que la solución pacífica al conflicto palestino no está encima de la mesa?
Trabajar con Palestina es uno los sitios más frustrantes cuando hablamos de trabajo humanitario porque en primer lugar, somos testigos de la constante vulneración de los derechos humanos de la población palestina. Además de hablar de crisis humanitaria, hablamos de crisis de desprotección. Eso significa que trabajamos con una población que no tiene garantizado ningún derecho humano y constantemente vemos cómo se dispara y se mata a los palestinos, muchos niños. Vemos como cada día se detiene a la población, incluido niños y se les arresta y juzga en cárceles militares y los ingresan en cárceles de adultos. Vemos constantemente cómo se destruye la infraestructura palestina para construir asentamientos para los colonos israelíes y un largo etcétera.
Te pongo un ejemplo. Llega una orden israelí de demoler la casa de una familia en la que hay personas mayores y niños, llegan los bulldozer [excavadoras], echan la casa abajo con todas sus pertenencias dentro. Llegamos nosotros con ayuda humanitaria para esas familias, les proporcionamos tiendas de campaña, mantas y comida como primera ayuda y viene el ejército israelí, les quita la comida y les requisa las tiendas de campaña. Te puedes imaginar lo frustrante que es esto, algo que además no podemos decir que no se conozca lo que está pasando porque haya ocurrido en un lugar remoto.
Nosotros y otras ONG que trabajan en Palestina estamos constantemente documentando todas las vulneraciones del derecho internacional. Estamos constantemente emitiendo informes y lamentablemente la comunidad internacional no hace nada para revertir esta situación.
Y en cuanto a la población palestina, la comunidad internacional no hace nada para que esta población deje de ser refugiada. Son las personas que más años llevan bajo esta terrible condición. 74 años. Nacen como refugiados, mueren como refugiados.
Y no hay ahora mismo ningún plan de paz sobre la mesa, ni ningún intento de negociación, ni está en la agenda. No estaba antes de la guerra de Ucrania, ahora evidentemente ha quedado absolutamente relegado y olvidado, con una situación hoy en día de mayor impunidad para Israel.