Incrustado entre las montañas semidesérticas de El Campello, un poblado del lejano Oeste se mantiene en calma. El sheriff no está en su oficina, no hay bandidos en la cárcel, el hospital parece cerrado y no hay ningún creyente en la iglesia, la armería no tiene clientes a los que vender escopetas y el único que espera en la puerta del banco es un burro que rebuzna si se acerca algún forastero.

"Es la alarma de aquí", señala un hombre en el restaurante ubicado tras el pozo y cerca de la horca. Es el dueño del terreno, pero no lleva sobrero. Ramón Rodríguez acaba de despedir a una visita que planea hacer actividades en el lugar para fomentar las relaciones entre los trabajadores de su empresa.

Rodríguez recibe a EL ESPAÑOL de Alicante mientras disfruta de la calma de sus dominios en el bello paraje del Barranc d’Aigües, tan solo interrumpida por las llamadas a su teléfono de clientes interesados en usar los decorados de la finca 'Fun West' para sesiones de fotos, rodajes, eventos, bodas...

El 'Fun West' se inauguró en el año 1985.

Este pedazo del lejano Oeste en Alicante se abrió en el 1985 y cuenta con 250.000 metros cuadrados, de los cuales más de 120.000 lo ocupa el peculiar parque temático, el primero de toda la provincia. La semejanza de sus decorados con las poblaciones cercanas al río Misisipi de Estados Unidos durante la segunda mitad del siglo XIX hacen que sea un reclamo para directores, productores, artistas, moteros, cumpleañeros o cualquier persona que quiera viajar en el tiempo.

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Su enclave único, entre montañas y sin ningún edificio, fábrica, o autovía a la vista que saque a sus visitantes del encanto, hacen que sea una joya construida a base de tablones de madera. "Aquí se ha rodado de todo, películas, videoclips, series y hasta cine para adultos", asegura el dueño.

La armeria.

Alguna de las producciones más importantes que han escogido el 'Fun West' como escenario han sido la serie Sin Huellas de Amazon Prime, Bala Perdida, largometraje del 2003, o videoclips de grupos como Sweet California. "Pedro Almodóvar estuvo el verano pasado viéndolo para uno de sus proyectos", añade el propietario.

Las instalaciones también cuentan con un salón y un restaurante al más puro estilo del Oeste, así como tiendas tipi para que los actores descansen mientras realizan sus rodajes, y unas piscinas refrescan a los invitados a fiestas o celebraciones durante el verano.

Rodríguez comenta que está negociando con compañías extranjeras traer autobuses turísticos a la zona, que también cuenta con un pequeño circuito donde las empresas de coches prueban sus nuevos modelos. La gran actividad de la finca hace que El Campello se beneficie y llene sus hoteles y restaurantes cuando se reserva el pueblo para grandes eventos.

Un burro habita en el 'Fun West'.

"Una quedada de 3.000 moteros hizo que se llenaran muchos hoteles, igual que cuando vienen a rodar una película que tiene cientos de extras", indica. Además, su uso también se extiende a partidas de airsoft y a juegos de rol.

El mantenimiento de este tesoro no es sencillo. "Hay que pintarlo y cambiar las tablas cuando se rompen para tenerlo cuidado como cuando se creó", expresa el responsable. Él lo adquirió en el año 1999 y lo reabrió después de la muerte de su creador tras quedarse enamorado al visitarlo por primera vez.

"Los especialistas que trabajaban aquí venían a mi gimnasio y siempre me invitaban a verlo, hasta que un día dejaron de venir y fui. Ya se veía que estaba en horas bajas, pero a mí me gustó mucho, aunque no tenía carreteras, párquines ni luz eléctrica, y yo le hice todo, con un sistema de luz subterráneo para que no rompiera la imagen", resalta Rodríguez.

Una de las tiendas tipi donde descansan los actores y visitantes.

El dueño se ha negado durante todo este tiempo a edificar, "mi intención siempre ha sido mantenerlo y hacer un entorno de ambiente wéstern, pero desde el principio me han puesto trabas", lamenta. Los problemas con el Ayuntamiento de El Campello vienen de lejos y han acabado hasta en los juzgados por temas urbanísticos.

"La ordenación urbana del 1986 ocultó el 'Fun West', y cuando quisieron ampliar el municipio 30 años después el único suelo descalificado era este y, al no estar protegido, se lo dieron a un tercero para edificar", cuenta sobre un duelo continúa a día de hoy.

Finalmente, no se ha edificado tras "tumbar" el plan campellero y volver a la antigua ordenación por la vía legal, por lo que ahora el consistorio "pone impedimentos para hacer que me vaya y especular con el terreno. Siendo lo único bonito que tienen en el pueblo, no apoyan en ningún proyecto".

El salón del 'Fun West' donde se realizan eventos.

El propietario cree que la Guardia Civil intenta de igual modo "tirarlo de allí" con controles en la puerta y dando mala fama al sitio "cuando nunca ha pasado nada ilegal aquí". El "plan trazado" por el municipio contra él quiere "hacer que me aburra y me vaya, y eso no lo van a conseguir conmigo, porque yo no lo hago por dinero, sino por afición y para tenerlo bonito para la gente", subraya.