El doctor Ignacio Sánchez, de Vithas.

El doctor Ignacio Sánchez, de Vithas.

Vivir SALUD

Ignacio Sánchez, cardiólogo: "No dormir lo suficiente, aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares"

El doctor explica cómo el sueño influye en la producción de varias hormonas, como la insulina, el cortisol o la hormona del crecimiento.

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Alicante
Publicada

Vivimos deprisa, con agendas que apenas nos dejan respirar. Queremos llegar a todo, trabajar, socializar, hacer deporte, estudiar… Y en esa carrera constante, muchas veces sacrificamos lo más básico: comer bien, movernos con regularidad y, sobre todo, descansar.

Dormir no es un lujo, es una necesidad. Y no solo para estar más despiertos al día siguiente, sino para proteger algo tan vital como el corazón.

Así lo explica Ignacio Sánchez Lázaro, responsable de la Unidad de Cardiología del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre: "Las personas que duermen entre 7 y 9 horas tienen menos sobrepeso, diabetes tipo 2 e hipertensión que las personas que no descansan adecuadamente".

Clave para la salud cardiovascular

El descanso nocturno no solo permite recargar energías. Durante las fases más profundas del sueño, la presión arterial tiende a bajar de forma natural, lo que supone un alivio para el sistema cardiovascular.

"Si no se duerme lo suficiente, la presión arterial puede mantenerse elevada durante más tiempo, lo que supone un mayor estrés en las arterias y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares".

Una rutina de sueño estable y reparadora actúa como una barrera de protección frente a patologías que afectan directamente al corazón y las arterias.

Mejorar la inflamación

Otro de los efectos beneficiosos de dormir bien es la reducción de la inflamación en el cuerpo. Tal como señala el doctor Sánchez Lázaro, "el sueño insuficiente se asocia con un aumento de la inflamación en el cuerpo".

Además, explica: "La inflamación crónica puede dañar las paredes de las arterias, favoreciendo la formación de placas que obstruyen el flujo sanguíneo y aumentan el riesgo de aterosclerosis (endurecimiento de las arterias). Al dormir bien, el cuerpo tiene la oportunidad de atenuar estos daños y reducir la inflamación”.

También se ha demostrado que el descanso influye en el metabolismo de las grasas. Dormir poco puede provocar un aumento de los niveles de colesterol LDL (el “malo”) y triglicéridos.

"Cuando no se duerme lo suficiente, el metabolismo de las grasas puede verse alterado, lo que puede llevar a un aumento en los niveles de colesterol LDL y triglicéridos, contribuyendo a la acumulación de placas en las arterias", subraya el cardiólogo.

Hormonas, circulación y reparación

El sueño, además, actúa como regulador hormonal. Influye en la producción de insulina, cortisol y hormona del crecimiento.

"El estrés crónico y el desequilibrio hormonal pueden afectar negativamente a las arterias, promoviendo la acumulación de grasa y el endurecimiento de las arterias. El descanso adecuado mantiene estos niveles hormonales más estables, favoreciendo la salud arterial", señala.

Por último, dormir bien mejora la circulación sanguínea. Durante el sueño profundo, el cuerpo entra en una fase de regeneración y reparación que incluye también a los vasos sanguíneos.

"Cuando dormimos, el cuerpo entra en un modo de reparación y regeneración. Esto no solo afecta a los músculos y tejidos, sino también a los vasos sanguíneos. Un buen sueño contribuye a una mejor circulación sanguínea, lo que permite que las arterias funcionen de manera más eficiente y reducen el riesgo de obstrucciones", concluye el doctor Sánchez Lázaro.

Apnea del sueño

Entre los trastornos que más preocupan a los cardiólogos se encuentra la apnea obstructiva del sueño (AOS), una alteración que puede tener graves consecuencias para la salud cardíaca.

"La apnea obstructiva del sueño se caracteriza por pausas en la respiración durante el sueño, generalmente causadas por la obstrucción de las vías respiratorias superiores", afirma.

Según explica, estas interrupciones en la respiración afectan la oxigenación del cuerpo y provocan fluctuaciones en la presión arterial y en el ritmo cardíaco. "Con el tiempo, estas alteraciones pueden tener un impacto negativo en el corazón".

Durante estos episodios, el oxígeno en sangre disminuye, lo que activa una respuesta de estrés en el organismo. El sistema nervioso simpático entra en acción, elevando tanto la frecuencia cardíaca como la presión arterial.

"Estos cambios, cuando ocurren repetidamente durante la noche, pueden dañar el corazón y las arterias, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, incluida la fibrilación auricular", añade.

La fibrilación auricular es una arritmia que provoca latidos desorganizados en las aurículas del corazón. Su aparición puede derivar en complicaciones graves como ictus o insuficiencia cardíaca. Prevenirla pasa, entre otros factores, por mejorar la calidad del sueño.