Fidel Castro encargó en 1962 el mayor pedido de turrón a Jijona.

Fidel Castro encargó en 1962 el mayor pedido de turrón a Jijona.

Gastronomía

La revolución de Fidel Castro en Cuba impulsó la industria de este dulce pueblo de Alicante

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En los años 60 España y Cuba mantuvieron unas relaciones comerciales que transformaron un pueblo de Alicante, Xixona. El turrón de Jijona que durante siglos vendían iba a dar el salto más importante de su historia gracias a Fidel Castro.

El militar cubano quiso ampliar los acuerdos comerciales que mantenía con la España gobernada por Franco en 1962. Y por eso hizo uno de los mayores pedidos que había recibido Xixona, una pastilla de turrón para cada cubano en Navidad.

Ángel Espí, el patriarca de una empresa que se registró en 1890, recuerda aquella época en que el oro dulce se exportaba a la isla en masa. Tanto, que "de Xixona se fueron a Cuba y allí montaron fábricas de turrón", caso por ejemplo de marcas como El Lobo en Santiago de Cuba u otras en Guanabacoa y La Habana.

Esas fábricas se alimentaban con las almendras marconas de Alicante, como recuerda Espí, "como no había, la exportaban" para poder hacer el turrón tal y cómo lo preparaban en las instalaciones de este pueblo en las montañas. 

La importancia de aquel pedido nacional llegó a ser de tan gran tamaño que se modernizaron esas fábricas como hasta entonces no se había podido. Y por eso los profesionales del sector aún recuerdan, más de sesenta años después, su impacto.

"En aquel tiempo, Jijona entera se moviliza, trabaja noche y día y los pedidos son embarcados en su fecha y cobrados religiosamente en el momento de haberse estibado en las bodegas de aquel navío", así lo relata Fernando Galiana Carbonell para Anales y documentos sobre el turrón de Jijona.

Son los años del crecimiento económico para España y de Xixona en particular. Reflejo de ese auge es el aumento de población: en los 60 se incrementan un 26 % sus habitantes. Un cambio que no se había registrado en siglo y medio, según las estadísticas.

Un "periodo de verdadera prosperidad que permitió la modernización y adecuación a los tiempos de muchas empresas", como remarca Galiana Carbonell en este volumen editado en los 80 para el consejo regulador.

El encargo de Fidel Castro llegó a los tres años de tomar el poder en la revolución de 1959 y en ese momento la isla tenía más de siete millones y medio de habitantes. Celebrar la Navidad con el turrón de Jijona suponía una oportunidad enorme.

Una de las etiquetas históricas de una marca alicantina de turrón que contaba con sede en Cuba.

Una de las etiquetas históricas de una marca alicantina de turrón que contaba con sede en Cuba.

Suponía también la reapertura de un negocio que se había interrumpido precisamente con la incautación comunista. Ese fue el caso de fábricas como la de Sirvent Pla Hermanos. Eran plantas que habían llegado a la que fue colonia española hasta 1898 y que había asimilado costumbres de la península, como el turrón por Navidad.

Otros productos de la provincia, como los juguetes y las alfombras, también tuvieron su protagonismo en la década de los 60. En 1964 el diario Odiel de Huelva recogía que "Puerto Rico y Cuba eran nuestros mejores compradores" y que "desde septiembre está saliendo sin cesar turrón del puerto de Alicante".

De hecho, Castro había impulsado "un comité consular que está trabajando ininterrumpidamente para llevar a cabo a feliz término no solo la operación turronera, sino otras tan capitales como el juguete y las alfombras".

Solo siete años

La desmedida demanda cubana por el turrón se ve actualmente de manera más llamativa, teniendo en cuenta el embargo comercial que Estados Unidos había impuesto a Cuba en 1960 y que en España no se tuvo en cuenta precisamente por la necesidad de expansión económica tras los años de autarquía. 

En 1965 el diario ABC indicaba que "Cuba ha reducido la importación en un volumen extraordinario", como recogen los documentos que conservan desde el consejo regulador. 

En 1967, según Galiana, el Gobierno cubano invitó a los productores jijonencos a la isla y los pedidos seguían tramitándose por lo que remarca que las relaciones fueron "muy cálidas y de frecuente trato".

El parón llegó en 1969. De la misma manera que había empezado, se decidió cortar. Castro eliminaba el festivo religioso de la Navidad y esta, como señalan los medios cubanos, pasó a considerarse una celebración burguesa. Adiós, negocio.

Los fabricantes jijonencos, lógicamente preocupados, visitaron La Habana en 1970 para negociar sobre la situación. Pero el ambiente ya no era el mismo que tres años antes y en 1971 se confirmaba, no habría pedido por parte del Gobierno castrista.

"Hoy en día", explica Alexis Verdú de la IGP Jijona, "todavía Cuba es uno de los principales países donde exportamos turrón". De esta forma, sienten que se recoge "el legado y la predilección de su gente por nuestros turrones, consecuencia de este hito industrial".