Las cuatro personas que han muerto arrastradas por la corriente del río Bolulla en apenas un mes, la última un joven de 25 años este martes por la tarde cuando se daba un baño, ha puesto de manifiesto la falta de conciencia y de conocimiento que existe entre los senderistas amateur sobre los peligros de la naturaleza.
Así coinciden diversas fuentes consultadas, que apuntan a que la "excepcional" crecida del río por las últimas lluvias ha congregado a numerosos curiosos a este paraje natural de la comarca de la Marina Baixa. Curiosos atraídos a su vez por los accidentes que se han ido notificando, el primero el 8 de abril cuando fallecieron un instructor y una alumna, pese a las prohibiciones posteriores de las autoridades de acercarse al cauce.
"Hay que tener en cuenta el factor humano", responde el alcalde de la pequeña localidad de Bolulla. "Están visitando mucho esta zona, se están dando baños y, sobre todo, están viniendo personas atraídos por los anteriores accidentes para ver qué ha pasado", denuncia Adrián Martínez.
"Ayer mismo", en alusión a este martes, "estaba yo por la zona y había dos chicos jóvenes que acababan de llegar, les pedimos que no continuaran la ruta y me reconocieron que habían ido a ver el lugar de los hechos", explica. "Bajo su responsabilidad, decidieron continuar la excursión".
Ignorar las advertencias
Al factor morbo se le une la irresponsabilidad de ignorar las advertencias. "Tras el primer accidente pusimos carteles alertando del peligro de acercarse a esta zona y han sido quitados", se lamenta el primer edil. "También han cortado las cintas policiales", añade. "Parece que da igual lo que pongamos que la gente va a venir igual porque la realidad legal es que no podemos acotar los accesos", esgrime.
A este respecto, el alcalde anuncia que podrá reunirse con responsables de la confederación del Júcar y de la federación de barranquismo el próximo 20 de mayo. "Es la confederación la que, como competente en la materia, tome medidas para que la gente no venga", explica Raúl Vicedo, experimentado montañero que asesora en cuestiones de seguridad al regidor Martínez.
"Aunque aquí lo que está faltando es sentido común de los visitantes", añade el también empresario. "Puedes poner toda la cartelería que haga falta, pero si ves la fuerza que tiene el río, no hace falta que nadie te diga que no debes meterte", señala.
"Hay gente que me ha dicho que como ya ha venido hasta aquí tras una hora de camino pues que van a aprovechar", agrega. "Y cuando vas en un grupo, este te da falsa sensación de seguridad aunque la situación sea igual de peligrosa".
Recuerda Vicedo que la otra localidad con la que limita el río, Callosa d'En Sarrià, también ha puesto carteles y lo mismo, "la gente los quita y se mete en la cascada". "Se ve que para ciertos visitantes actúan así cuando les prohíben las cosas", reflexiona.
Imprudencia y postureo
Cuenta Raúl Vicedo algo que ya ha publicado este medio, que a raíz de la pandemia, se ha despertado un interés por visitar la naturaleza nunca visto. "Ha pasado de mucha gente de no salir a la montaña a salir tras ver fotos en casa durante el confinamiento", afirma.
"Está yendo mucha gente a la naturaleza que no tiene esa percepción del peligro. Si yo veo un río en un salto de agua sé que, para hacer la foto, no puedo dar un paso más y me quedo donde estoy y la gente no se da cuenta de que cuando el río va así de fuerte, la corriente te arrastra y ya no puedes hacer nada".
A ello se suma "un calzado inadecuado, el móvil sin cargar o ausencia de un botiquín el 90% de las veces". "Normalmente no pasa nada, hasta que pasa". En el caso de Bolulla, "todos los accidentes han tenido lugar prácticamente en la misma zona del río porque el agua los ha arrastrado y en ese situación te suele meter o en un remolino o te golpea contra las piedras", sostiene. "Y lo que pasa es que la gente se mete en el agua por el tema de las redes sociales para posturear, lo cual denota falta de prudencia y conocimiento", concluye.
Un mes de espera
Preguntado al portavoz del Consorcio Provincial de Bomberos de la Diputación de Alicante, cuerpo que ha colaborado en las tareas de rescate de Bolulla, Pepe Cerdá explica que allí se está dando "una situación extraordinaria y excepcional" que se traduce en una bajada de agua "con mucho volumen y fuerza".
"Esto hace que sea peligroso incluso hasta para personas con experiencia en barranquismo de la provincia", las cuales únicamente están acostumbradas a deslizarse por barrancos con poco caudal.
A este respecto se refiere en el caso del guía y la mujer que murieron el pasado 8 de abril. "Tenían cierta experiencia en barranquismo, pero en el momento del suceso no estaban en ello, sino haciendo otras actividades y se los llevó el agua", comenta.
Los otros dos fallecidos sí que eran bañistas, por lo que insiste en recomendar a día de hoy "precaución porque no es normal el agua que baja". "Hay que fijarse en las próximas precipitaciones y todo indica que nos las va a haber pronto, por lo que habría que esperar entre 20 y 30 días a modo preventivo para acceder a esa zona", recomienda.
Precisamente este cuerpo de bomberos estuvo en el río Bolulla el 6 de abril, dos días antes de los dos primeros fallecidos, para entrenarse "de cara a practicar ante un barranco del que sabíamos que se podía frecuentar" por senderistas, como por desgracia, así ha sido.
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