División por el San Matías con la cara del empresario condenado Eduardo Lacasta: "Muchos no lo pueden ni ver"
- La polémica ha provocado todo tipo de opiniones en Caldearenas, que espera la respuesta de la Diócesis de Jaca para poder quitar la pintura.
- Más información: Un empresario condenado por fraude se marca un Ecce Homo y se pinta como San Matías en la iglesia de un pueblo de Huesca.
El polémico Ecce Homo de la iglesia de Latre, en Huesca, ha terminado generando división de opiniones entre los vecinos de Caldearenas, municipio al que pertenece esta localidad de apenas 20 habitantes.
La mayoría quieren que la pintura en la que el empresario Eduardo Lacasta, condenado por fraude, aparece retratado como San Matías desaparezca por completo, aunque la estampa ya se ha ganado sus incondicionales. “Algunos dicen que les gusta y que les da igual que se quede así. Hay de todo”, asegura el alcalde de Caldearenas, Primitivo Grasa.
El regidor, en contacto con los responsables de Patrimonio de la Iglesia, confirma que Lacasta, condenado a seis años de prisión por el escándalo de Fincas Atlanta, actuó “sin permiso de la Diócesis de Jaca”, y que será este último, una vez se estudie el asunto en la comisión de Patrimonio del Gobierno de Aragón, el que tendrá que tomar una decisión llegado el momento.
La relación de Lacasta con el municipio es complicada. “Hay gente que no lo puede ver. Es una persona que hace las cosas como le vienen a la cabeza y no repara en nada. Otros, en cambio, lo tienen como un vecino normal de la zona”, expone.
Aunque el empresario lleva ya “mucho tiempo” viviendo en Zaragoza tiene su casa natal en Latre. “Viene casi todos los fines de semana y en verano se pega temporadas grandes”, comenta Grasa.
Lo que aún no han podido aclarar en el municipio es la idea de pintar a Lacasta como San Matías fue de sí mismo o del pintor. Este último, cuenta el primer edil, asegura que no lo hizo a propósito, sino que “le salió así”. “No sabemos quién ha sido el culpable. Con Eduardo sí he podido hablar y está encantado”, agrega.
Aunque las pinturas se hicieron hace al menos cuatro o cinco meses, ha sido ahora cuando ha saltado la polémica. Pese al deseo de los vecinos, Grasa asegura que no va a ordenar tocar ninguna pintura “hasta que el Obispado se pronuncie”. “Entonces veremos qué es lo que hacemos”, señala.