Zaragoza

Las primeras demoliciones de La Romareda, el icónico estadio del Real Zaragoza, avanzan ya a un ritmo “frenético”. Hasta 37 operarios trabajan de lunes a sábado para derribar el Fondo Sur y dos de los edificios aledaños: la antigua Gerencia de Urbanismo, de la que solo quedan ya escombros, y el Cubo.

El estadio mantendrá un aforo para 24.300 espectadores esta próxima temporada. Se jugará con una gran lona que cubrirá el Gol Sur para garantizar las máximas condiciones de seguridad y cumplir los estándares de LaLiga. La imagen ha cambiado mucho en este primer mes de obras. “No se ha parado de trabajar. Los plazos se están cumpliendo escrupulosamente”, ha asegurado la alcaldesa de Zaragoza, Natalia Chueca, en una visita de obras a la que han asistido, entre otros, la vicepresidenta de Aragón, Mar Vaquero; el director general del Real Zaragoza, Fernando López, y representantes de Idom -empresa a cargo del proyecto de la nueva Romareda- y de la Unión Temporal de Empresas (UTE) OHLA-Deltapunt, encargada de las demoliciones.



La regidora ha agradecido el incansable trabajo de los 37 empleados en unas condiciones “complicadas” marcadas por las altas temperaturas. Esta, ha dicho, es una semana clave, ya que el derribo de la antigua Gerencia “ha terminado a falta de retirar los escombros”. Ahora, la prioridad será asfaltar la zona y reconstruir la plataforma de acceso para facilitar la entrada de los aficionados de cara al primer partido de la competición, que se jugará el 8 de septiembre.

La demolición de El Cubo, en el que ya no queda ninguno de sus característicos cristales, durará entre 6 y 8 semanas y tendrá una complejidad especial por su estructura. Se empezará de abajo a arriba desde el interior y, una vez desmontada esta parte, se irá de arriba a abajo.

El avance más llamativo es, no obstante, el del Gol Sur. Las máquinas seguían trabajando este miércoles a pleno rendimiento para tirar la grada mientras varios operarios trataban de evitar, manguera en mano, la dispersión del polvo. El derribo, ha explicado la alcaldesa zaragozana, se está llevando a cabo “desde el centro hacia los laterales”. “Una vez se termine con la parte superior se actuará en la inferior. Esta zona también ha sido crítica, ya que antes ha sido necesario retirar la cubierta de uralita”, ha completado.

Solo en este primer mes se llevan retirados 90 camiones de escombros, el equivalente a 2.200 toneladas. La intención es que más de un 90% se puedan valorizar para cumplir todas las normativas en materia de reciclado. No en vano, el nuevo estadio aspira a conseguir el certificado Breeam de sostenibilidad, uno de los “estándares más altos” del mercado, según ha recordado Chueca.

En las próximas semanas, las máquinas procederán a excavar y cimentar los sótanos. También se levantarán los nuevos muros de contención. Asimismo, se cambiará el césped, una operación que se llevará a cabo del día 10 al 16 de este mes y que permitirá hacer compatible las obras con la competición deportiva.

La UTE está tratando de avanzar “minimizando las molestias a los vecinos”. No obstante, algunas son inevitables, de ahí que la propia alcaldesa haya insistido en pedirles “paciencia”. Aunque no se prevén más cortes al tráfico más allá del de la calle de Jerusalén, se espera que la vuelta al cole sea un momento “crítico” por la cantidad de vehículos particulares y autobuses que circularán por la zona.

El objetivo sigue siendo cumplir con los exigentes plazos previstos para que Zaragoza tenga un nuevo estadio en 2030 con el que ser sede del Mundial de Fútbol que organizarán España, Marruecos y Portugal y, aunque por el momento se cuenta con un colchón de seguridad, no se descarta que haya imprevistos en las próximas 6 semanas, de ahí la importancia de tener este margen.