Si supieras que tus padres fueran a morir mañana, ¿te arrepentirías de no haberles dicho algo?
Esa fue la pregunta que me salió hacer por la calle a la gente de Zaragoza hace unos dos años. Y no sabía en lo que se iba a convertir mi vida un tiempo después: más de 315.000 seguidores y más de 150.000.000 de visualizaciones compartiendo mensajes de corazón.
¿De dónde vino esa pregunta? Atento a esto, porque igual terminas llamando a tus padres (o a algún ser querido).
Te cuento.
Siempre he sido una persona diferente. Comencé desde los 18 años a hacer un extra por encima de lo que se me pedía.
Mientras estudiaba el grado universitario, daba clases de patinaje y particulares de matemáticas. Luego, cofundé y presidí una asociación de baile para gente joven. Luego, comencé a hacer formaciones de crecimiento personal y escribí un libro que estuvo en el TOP 100 más vendido de Amazon España.
Y fue en ese punto cuando me surgió la oportunidad de unirme a dos personas para crear una empresa de gestión de alquileres. Y así lo hice.
Y ahí descubrí lo que era de verdad crear una empresa desde cero.
Sin experiencia, con 20 años, creyéndome todos los mensajes que veía en las redes sociales: “Consigue rápidamente 10.000 euros al mes sin mucho esfuerzo”, “el que no gana dinero es porque no quiere”, “si inviertes en mi robot de bolsa, genera una rentabilidad del 20% al año sin riesgo”.
Claro, para un chaval de 20 años son muy atractivos esos mensajes. Y ahí compré la idea de que quería ser empresario y ganar mucho dinero. Me daba igual lo que me dijeran, veía claro que ahí era donde estaba mi tranquilidad y felicidad.
Pasaron un par de años y yo ganaba unos 150 euros al mes. Sí, 150 al mes, trabajando todo el día. Algo no estaba haciendo bien.
Así que paré, y me comencé a cuestionar literalmente toda mi vida. ¿Qué quiero hacer con mi pareja? ¿Quiero seguir con la empresa? ¿Por qué me cuesta tanto mostrar mis emociones e incluso saber lo que siento? ¿De verdad me sirven estos libros que me estoy leyendo, o solo son un parche para sentirme bien un rato?
Así que decidí dejar de formarme externamente por un tiempo, y comencé a observarme y prestarme atención en mi día a día.
Hasta que llego un día en el que decidí hacer mi propia “cuarentena”. Fue un periodo de contacto cero con absolutamente todo el mundo de mi entorno de forma indefinida. Yo no sabía si iba a durar 1 día, 3 días, una semana… Y tampoco podía hacer nada que me hiciera sentir bien, como coger el móvil para entretenerme o hacer deporte para evitar sentirme mal.
Al final, estuve mes y medio completamente solo, y además de ser uno de los peores momentos de mi vida, saqué varios aprendizajes que cambiaron mi vida.
El más grande, es que estaba despreciando a mis seres queridos. Entre ellos, mi hermano y mis padres.
No era que les dijera nada malo, pero cada vez que me pedían algo les ponía mala cara y no quería pasar mucho tiempo con ellos.
Ahí me pregunté: si el día de mañana fallecen, ¿realmente es la vida que me hubiera gustado vivir con ellos?
Y la respuesta fue un rotundo no.
Entonces cambié mi relación, no solo con ellos, sino también con muchas otras personas cercanas. Cogí esa responsabilidad de decir: ya basta de estar corriendo todo el día sin tener tiempo para mis seres queridos, ya basta de contestar mal a personas que quiero, ya basta de delegar mi bienestar en conseguir más dinero.
Y a los meses, me salió solo el hecho de salir a la calle y hacer esa pregunta del título: “Si supieras que tus padres fueran a morir mañana, ¿te arrepentirías de no haberles dicho algo?”. Ah, y la siguiente pregunta era: “¿te atreverías ahora mismo a llamarles y decírselo?”
Y ahí comenzó mi andadura en redes sociales, con padres muy emocionados al escuchar eso de sus hijos. Y lo siguiente fueron cientos de miles de comentarios de personas imitando esa llamada con sus seres queridos, teniendo conversaciones de corazón que jamás hubieran tenido si no hubieran visto el vídeo.
Entonces, te pregunto a ti.
¿Hace cuánto no llamas a ese amigo simplemente para preguntarle qué tal está y agradecerle esa amistad? ¿Hace cuánto no llamas a tus padres o a tus hijos para decirles que solo les llamas porque sientes orgullo de ellos y que sabes que lo están haciendo lo mejor que saben? ¿Por qué no dejas tu orgullo a un lado y llamas a esa persona que se alejó de tu vida por una tontería?
Te voy a decir algo que igual te sorprende o no te quieres para a mirar. Te vas a morir.
Y ahí dará igual todos los planes que tuvieras, todo el tiempo que “deberías” haber disfrutado con tus seres queridos, esas cosas que te gustaría haber dicho.
¿Qué mundo estamos creando si solo llamamos a alguien cuando necesitamos un favor? ¿Quiénes estamos siendo, si los ojos de nuestros seres queridos no brillan cuando nos ven?
Y la última pregunta, ¿a quién vas a llamar tú después de leer esto?