Cris, abogada que dejó su despacho por la repostería y triunfa en Instagram: "No quería ser una madre ausente"
- Cristina Cabetas, más conocida como Cris and cookies, dejó la abogacía para dedicarse a su familia y cuenta con más de 48.000 seguidores en Instagram.
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Cris Cabetas no es una repostera al uso. Esta zaragozana, que nunca había hecho “ni una magdalena”, ha logrado conquistar a más de 48.000 seguidores en Instagram decorando galletas. Pero su historia no empieza entre hornos ni recetarios, sino en un despacho de abogados.
“Siempre quise estudiar Bellas Artes, pero mi madre me dijo que hiciera Derecho, que tenía más salidas”, confiesa entre risas. Así que dejó los pinceles y los lienzos por los códigos legales. Pero, como suele suceder con las grandes pasiones, su vena artística encontraría la forma de resurgir... aunque fuese sobre galletas.
Cris tenía un despacho que iba viento en popa, “Al terminar el máster, decidí montármelo por mi cuenta. Dije: ‘Aunque cueste un poco despegar, lo intento’. Y la verdad es que al final iba bastante bien”. Pero todo cambió con la llegada de Álvaro, su primer hijo.
“Después de dar a luz, llevé un último caso: un divorcio de mutuo acuerdo. Me di cuenta de que no podía estar ni a una cosa ni a la otra. En mi trabajo, todo va con plazos. Si te surge una emergencia, sales tarde, y eso era incompatible con el tipo de madre que yo quería ser”. La decisión no fue fácil, pero cerró el despacho: “Pensé que sería temporal, pero nunca volví”, reconoce.
El giro hacia las galletas decoradas llegó casi por casualidad. “Fue en el máster cuando de repente pensé: ‘¿Y si pinto galletas como hacen las americanas?’. Siempre me había gustado pintar, hacía acuarelas, personalizaba zapatillas… y me pareció que las galletas eran una superficie original”, explica.
No fue un comienzo fácil: “Las primeras eran horrorosas. Estaban durísimas, malísimas. Jamás había hecho una magdalena ni nada de repostería”, recuerda con humor. Sin embargo, llevaba esas galletas al máster, y sus compañeros las comían “tan a gusto”.
Al principio, decoraba de manera esporádica, en Navidad o para algún cumpleaños. Pero cuando nació su segundo hijo, decidió abrir una página de Instagram para mostrar sus creaciones. “Todo el mundo me decía: ¿Esto se come? Así que pensé: Voy a enseñar cómo se hacen para que lo entiendan”, y tanto que lo entendían, porque enseguida llegó a los 10.000 seguidores.
Al principio, todo lo hacía ella misma: dibujaba las plantillas a mano, grababa con un trípode, y editaba los vídeos: “No tenía ni escáner. Iba a una copistería para que me escanearan los dibujos que hacía a mano alzada”. Hoy, sus cursos online son de los más baratos y valorados del sector, especialmente por su claridad.
Una de las preguntas que más le hacen es por qué no abre un obrador. Su respuesta es clara: “Eso implicaría salir de casa, y yo quiero estar aquí para mis hijos. Grabo por las mañanas, cuando están en el colegio, y por las tardes estoy con ellos”.
Cuando le pedimos un consejo para quienes quieren iniciarse en la repostería, explica: “Tiene que gustarte. Hay que dedicarle tiempo y ser constante. Al principio, las cosas salen mal, pero eso es parte del proceso”, aclara.
Para Cris, decorar galletas tiene que ser un momento especial: “Es un momento para ti, para desconectar. Es un hobby precioso”, y respecto a la pregunta sobre qué hace con todas esas cookies, comenta divertida: “Mis hijos, se han llevado hoy dos cajas llenas de galletas para sus profesores”.
Cris Cabetas ha demostrado que, con creatividad y pasión, las decisiones difíciles pueden convertirse en oportunidades muy dulces. Su historia desprende un aroma delicioso, y no por las galletas, sino por saber descubrir lo que de verdad importa.