“España no se ha contentado con las buenas palabras de personas con experiencia, que también son importantes. La España oficial ha establecido con Túnez mucha, mucha relación directa”, asegura por teléfono desde Túnez Mohamed Draief, dirigente del laboratorio socioeconómico del partido Afek Tounes, formación con tres ministros en el actual Gobierno tunecino.
Aunque a nivel económico España no ha sido el país que más ayuda financiera ha ofrecido, sí está entre los que siguen a Francia y Alemania, principales donantes, según Dhraief. “España ha dado una ayuda [financiera] no enorme, pero útil. Toda ayuda es bienvenida, mientras no esté ligada a la libertad de elección y soberanía de un país. España ha ayudado moralmente y monetariamente, sea bilateralmente o a través de la UE”.
Sin querer hacer ninguna crítica a este socio, Draief explica que “España ha ayudado a Túnez en muchos ámbitos, ya sea a nivel de ministerios del Interior o de la transición energética”. Señala un papel destacado de España en la firma de un plan de acción 2013-2017 de la Unión Europea para ayudar a Túnez en asuntos como la gobernanza y buena práctica democrática, procesos electorales, financiación… “Yo creo que la amistad de España ayudó mucho en el establecimiento de este plan. Francamente, pienso que España ha sido un amigo fiel y sincero”, afirma con aprecio. Como ejemplos de contribuciones concretas, cita 4 millones de euros entre 2012 y 2015 para la "promoción del empleo productivo y el trabajo decente" o 250.000 euros para el Ministerio del Interior en abril de 2011 para cuestiones de seguridad.
Haizam Amirah Fernández, investigador del mundo árabe del Real Instituto Elcano, no es tan benévolo con la contribución de España a la transición tunecina. “España ha declarado en diversas ocasiones su apoyo a la transición tunecina, ha habido algunas acciones puntuales de apoyo y de financiación simbólica de algunas actividades”, explica. Cita formación y seminarios, conferencias tanto en Túnez como en España, algunas de ellas sobre la transición española. También ha habido varias visitas oficiales de las autoridades españolas a ese país y viceversa.
Interés en un socio estratégico
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha visitado Túnez en un par de ocasiones, los secretarios de Estado de Asuntos Exteriores de los últimos años también han estado, el propio Rey cuando aún era príncipe... La última vez que Margallo se reunió con su homólogo tunecino fue en Madrid en mayo de este año. “Túnez es para España un socio prioritario en la región estratégica del Magreb, con el que comparte intereses y retos comunes por su vecindad y cercanía", según le transmitió entonces Margallo a Taieb Baccouche.
A España no sólo le interesan el desarrollo económico y social de Túnez, sino que pone especial interés en la lucha contra el terrorismo en ese país y en el establecimiento de los “intercambios comerciales”, como manifestó en aquella ocasión, con planes de abrir una Cámara de Comercio en el país. Ya la ha abierto.
“Pero en lo que hay que insisitir mucho es que Túnez necesita y merece mucho más apoyo concreto en términos de reactivación económica del país, en términos de apoyo a la consolidación democrática y de seguridad frente a las amenazas que quieren descarrilar la transición en Túnez. Ha demostrado que se lo merece”, subraya Amirah Fernández.
Este experto en el mundo árabe señala que “la democracia en Túnez tiene muchos enemigos, algunos dentro Túnez, pero sobre todo fuera, para aquellos que no quieren un precedente de transición democrática en un país árabe”.
Túnez es el único país donde la transición democrática y pacífica tras la Primavera Árabe se está haciendo realidad. Por ello, el comité noruego ha concedido este viernes el premio Nobel de la Paz al Cuarteto Nacional de Diálogo Nacional de Túnez, compuesto por cuatro organizaciones civiles: la Unión General Tunecina del Trabajo, la Confederación Tunecina de Industria, el Comercio y las Manufacturas, la Liga Tunecina de Derechos Humanos y la Orden Nacional de Abogados de Túnez.
Wafa Ben Hassine fue bloguera activista durante la Revolución de los Jazmines (como se llamó la Primavera Árabe en Túnez) y ahora es abogada y activista por los derechos humanos. Comenta por correo electrónico que España puede realizar una buena aportación a la transición tunecina con su experiencia en energías renovables: “España puede invertir en el sector privado de las plantas solares del sur. Esto beneficiaría directamente a los residentes en esa zona económicamente deprimida y además sería importante una inversión en una red eléctrica integrada del sector privado y público entre la Unión Europea y el Norte de África. España tiene mucha experiencia en este sector (…) y esta es una forma estupenda de ayudar a Túnez para que continúe su papel como un reluciente faro para la democracia e incrementar la cooperación regional entre la UE y el Norte de África”.
Precisamente, en el terreno de las energías renovables España ya ha dado pasos en Túnez, con la instalación con financiación española de la central eólica de Bizerta - agroindustria, turismo, materiales de construcción, construcción, tecnologías de la información, agua-, como explicó el Ministerio de Margallo en 2014.
Tras anunciarse el Nobel de la Paz 2015 este viernes, el Ministerio de Exteriores ha manifestado en un comunicado que “el Gobierno de España reitera su compromiso de apoyar al Gobierno de Túnez en el desarrollo económico y social de su país y en la consolidación de su democracia”. Aquí ya le han dejado unas cuantas ideas para proseguir su labor.