Por Jose Dominguez Ortega
Al escribir estas líneas llegaban a 79 los presos políticos entre los que había 6 mujeres, 10 policías, y 13 estudiantes, que se encuentran repartidos en las cárceles de Ramo Verde (Estado Miranda), Dirección General de Contra Inteligencia Militar (Estado Miranda), Rodeo III (Estado Miranda), Instituto Nacional de Orientación Femenina (Estado Miranda), Tocuyito (Estado Carabobo), CPO Centro Penitenciario de Occidente Santa Ana (Estado Táchira), Policía Militar Fuerte Tiuna (Caracas), SEBIN Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional, La Tumba (Caracas), Policía Nacional Bolivariana, Catia, (Caracas), SEBIN Helicoide (Caracas), La Pica (Estado Monagas), Penitenciaría 26 de julio, San Juan de los Morros (Estado Guárico) y SEBIN (Estado Zulia).
Todos los presos políticos tienen en común haber sido detenidos arbitrariamente e injustamente condenados en sentencias que deben considerarse radicalmente nulas por no haber tenido un debido proceso, por haber violado todas las normas civiles, penales, procesales, desconociendo la propia Constitución Nacional y violados todos los Tratados y Convenciones que, sobre Derechos Humanos, tiene firmados y vigentes la República Bolivariana de Venezuela.
Las condenas varían entre 1 y 30 años y ya la mayoría de ellos lleva varios años cumplidos. Están encerrados en espacios mínimos miserables, sin servicios ni respeto de las normas carcelarias, humanitarias y universales y torturados física y sicológicamente a voluntad de sus carceleros.
Familias desechas en sufrimiento permanente que apenas pueden visitarlos a voluntad del tirano y sus sicarios. Todos estos presos políticos están privados de su libertad y de todos y cada uno de sus derechos, pues, se viola:
1. El derecho de expresión y opinión.
2. La libertad de reunión y asociación pacífica.
3. El derecho a ser elegidos y participar en asuntos políticos.
4. El derecho a la presunción de inocencia.
5. El derecho a ser juzgado por jueces imparciales e independientes.
6. El derecho a la legítima defensa.
7. El derecho al juicio justo.
8. El derecho a la confidencialidad del abogado.
9. Su integridad personal: torturas y tratos inhumanos y degradantes.
10. La libertad de culto.
Por todo lo anterior y porque sin libertad no hay justicia y sin justicia no hay derechos humanos, pido la libertad inmediata e incondicional de Leopoldo López y de todos los que, como él, mantiene presos el chavismo gobernante. Leopoldo López se ha convertido en símbolo de esta lucha por la libertad y después de su reunión con el ex presidente Zapatero reiteró: ¡antes la libertad de Venezuela que la mía! Y en arquetipos de los presos de conciencia de nuestro tiempo y que, como afirma repetidamente, su lucha es y siempre será por la libertad de todos los presos políticos..
Los nombres y todos los detalles de cada uno de estos presos políticos están en conocimiento de la ONU, la OEA, el Tribunal de la Haya, la Unión Europea, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, HRW y demás organismos internacionales y asociaciones que luchan por los derechos humanos.
En apoyo a todo lo expuesto, en Madrid, marzo de 2016, más de 1.200 juristas de todo el mundo firmaron el Manifiesto por los derechos humanos en Venezuela donde entre otros aspectos se afirmaba:
Reprobamos con toda firmeza la parodia de procedimiento penal seguido contra Leopoldo López, que, por las gravísimas vulneraciones de derechos cometidas en su sustanciación, ha culminado en una sentencia que ha de considerarse radicalmente nula.
Exigimos la inmediata e incondicional puesta en libertad de Leopoldo López y de todos los presos políticos injustamente condenados en sentencia que deben considerarse radicalmente nulas.
Solicitamos a las instituciones venezolanas que garanticen plenamente los principios democráticos, la transparencia y libre concurrencia en los procesos electorales y el necesario pluralismo político, no impidiéndole, además, a la actual mayoría parlamentaria surgida de las últimas elecciones, el ejercicio de los derechos y funciones que la representación popular le ha otorgado.
Pedimos a las instituciones venezolanas que disipen toda duda racional sobre la existencia de acciones parciales a favor de una determinada ideología o en contra de otras.
Solicitamos a las autoridades venezolanas que actúen decididamente para poner fin a las vulneraciones de los derechos humanos, restableciendo los principios del Estado de Derecho.
Y pongo punto final con la cita de Leopoldo López en su libro “Preso pero libre”: “En Venezuela no hay justicia para nadie, todos somos víctimas de una u otra manera de un sistema profundamente corrompido, insensible con la vida y la dignidad de las personas”.