Cartel del PSOE de 1979.

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La metamorfosis del PSOE

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Por Pedro Peral

Los hechos acaecidos en el PSOE durante los últimos meses y especialmente en la semana pasada han evidenciado la falta de proyecto político socialista, la tendencia de Pedro Sánchez a parecerse cada vez a Pablo Iglesias, el castigo electoral que reciben los partidos cuando afloran las disputas internas, la ceguera suicida que genera la ambición desmedida de poder y, entre otras cosas, que cuando por los votos se cambian los principios, se pierden los votos y los principios.

El PSOE, con R. Zapatero, dejó de ser una formación socialdemócrata, alentó el frentismo, desenterró los rescoldos de la guerra civil y difuminó la visión de España como nación lo que animó a la Generalidad catalana a reverdecer sus aspiraciones independentistas. Pedro Sánchez ha recogido con entusiasmo la tóxica herencia de su antecesor y hoy tenemos a los independentistas catalanes más fuertes que nunca.

Sánchez trató de cortar la fuga de votos por su izquierda asemejándose cada vez más a Iglesias. Rechazado por parte de sus compañeros en los órganos de dirección del partido, apeló a la militancia para resolver los problemas al más cabal modelo asambleario. El PSOE ha sufrido tal mudanza que cada vez encontró críticas más duras de la vieja guardia y algunos barones territoriales por haber podemizado el partido. Sus  oscilaciones a derecha e izquierda se han debido más a sus intereses personales que a sus valores o a su ideología, bastante desconocidos ambos. Un ejemplo muy sensible: la enseñanza concertada, vía democrática de los padres para hacer efectivo el derecho constitucional a elegir para sus hijos el modelo de enseñanza que esté de acuerdo con sus convicciones más profundas fue creada por el gobierno de Felipe González hace 25 años; Pedro Sánchez se muestra totalmente contrario a los centros concertados con ideario propio.

La metamorfosis experimentada por el PSOE bajo el mandato del madrileño se ha traducido en una incesante sangría de votos. En las elecciones generales del 20 de diciembre bajó de 110 a 90 diputados que en junio se redujeron a 85. Siguió sumando derrotas históricas en los recientes comicios autonómicos de Galicia y País Vasco.

La rebelión se veía venir. La entrada de Pedro Sánchez en la secretaría general no fue pacífica, y desde el minuto cero los barones se mostraban incómodos. El domingo pasado se vio obligado a dimitir, tras su intento de formar gobierno a espaldas de sus compañeros con lo que se culminaría la transmutación de la socialdemocracia en populismo.

El espectáculo ofrecido por el PSOE tiene una lectura muy negativa por parte de los ciudadanos. En un elemental y primario razonamiento concluyen ¿Cómo van éstos a arreglar mis problemas si no saben arreglar los de su propia casa?

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