Bienvenido Mr. Marshall.

Bienvenido Mr. Marshall. Pablo Cobos Guadalix de la Sierra

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El amigo americano

César Sampedro Sánchez
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“Americanos, os recibimos con alegría”, es el estribillo de un clásico del imaginario español representado en la película de Luis García Berlanga, Bienvenido, Mr. Marshall, con el gran Pepe Isbert como alcalde de Villar del Río.

Como el coche de la película, las ayudas del secretario de Estado Marshall pasaban de largo y España quedaba encerrada durante más de una década en el aislamiento durante la etapa del franquismo duro. Con las décadas vino la colaboración transatlántica dada por la situación geográfica de la Península, ideal para la instalación de bases militares contra el entonces enemigo común, la Unión Soviética. UCD inició el proceso y el PSOE terminó jugándosela con el “OTAN de entrada no”.

Después de aquella campaña, el amigo americano seguiría presente en nuestras vidas. Momentos de presencia y colaboración americana fueron los acuerdos de Madrid con la intermediación del presidente Clinton para la paz en Oriente Próximo, durante la presidencia de Felipe González. Cambio abrupto en el sentido de la Alianza fue la época del presidente Aznar y su mejor aliado el tejano Bush Jr. Colaborador inagotable el expresidente en un proceso bélico que nos puso a todos en la picota con la representación de las Azores, y contra el que cientos de miles de españoles salimos a manifestarnos por las calles de España.

Donald Trump actúa desde el primer momento contra el mundo, y no lo podemos contemplar como anécdota porque va a seguir ahí al menos cuatro años. Revierte por completo la política de alianzas desde la Segunda Gran Guerra. Vuelve a un proteccionismo económico de otro tiempo y a una revolución neoconservadora apoyada por la primera ministra Theresa May, que evoca la de Reagan y Thatcher en los ochenta.

El nuevo inquilino de la Casa Blanca todavía no ha calculado  el peso de la sociedad civil americana: las mujeres han salido ya a la calle para exigir el respeto a los derechos civiles. Scarlett Johansson es ya la sufragista contemporánea. Faltaba la decisión gratuita de enemistarse con China dejando calibrar las consecuencias y haciendo posible que frente al proteccionismo de muralla medieval del inquilino americano, su colega el presidente Xi Jiping haya podido llenar el vació en el foro de Davos compareciendo como el campeón del comercio libre. Como bien me explicaban en mis años de estudiante, triunfa la fórmula china: un Estado-dos sistemas.

Faltaba el asalto a México. Ante un futura reunión con el presidente Peña Nieto, Trump anuncia que renegociará el tratado comercial NAFTA que Washington tiene suscrito con México y Canadá. Por otro lado, tiene firmada de antemano una orden para erigir en la común frontera una versión de la muralla china, de la que alardea con prepotencia que los costes de producción correrían a cargo del país del que proceden aquellos a quienes viene estigmatizado socialmente como delincuentes indeseables en sus conocidos arranques xenófobos que buscan la siembra del antagonismo y del cultivo del odio.
La política de Alianzas ha cambiado. ¿Y la posición de España? Rajoy, como el alcalde de Villar del Río nos debe una explicación, porque el amigo americano ya no está.

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