El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la canciller Angela Merkel en el parque de Doñana.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con la canciller Angela Merkel en el parque de Doñana. Efe

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El socialismo de vacaciones en Andalucía

Pablo Cambronero Piqueras
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La época estival es una en la que quienes moramos este primer mundo, (en su segunda división), y tenemos el privilegio de poseer un trabajo desconectamos saturando las playas cercanas. En mi caso, una playa de un pueblo de Cádiz ha sido la elegida.

Como cuasi “tieso”, tras mucho buscar encontré un hospedaje  a la altura de mi cartera, y resulta que tengo de vecina a la Presidenta de la Junta de Andalucía. Evidentemente ella se hospeda en un resort que multiplica por diez el precio que yo pago, pero ello no impide que compartamos “cachito” de playa.

Más allá de mi vida social en este paraíso gaditano, entro al turrón con la situación política de esta nuestra Andalucía. Susana, a la que le preguntaré si me la encuentro entre toallas y sombrillas, pone en marcha el reloj electoral con la primera patada gramatical a Sánchez. Ante la situación de caos migratorio de las costas andaluzas y de las vallas de Ceuta y Melilla, el Gobierno Andaluz marca distancia con la política del Gobierno central exigiendo por escrito y en prensa al resto de comunidades apoyo y solidaridad. Es cierto que nada o muy poco ha hecho Susana Díaz y los suyos por paliar esta situación, pero no es menos cierto que las acciones de “buensamaritanismo” del gobierno menos legítimo de nuestra historia, el abandono de la demagogia y el egoísmo de Italia, y el pasotismo de Europa han ayudado a crear esta crisis migratoria, crisis que puede ser el mayor reto al que nos enfrentemos, y nosotros con estos pelos...

El despertador electoral salta en la mesita de noche de la Presidenta anunciando que muy probablemente a finales de octubre, según sus cálculos puede ser el mejor momento para celebrar unas elecciones que, como todo en Andalucía, son usadas para la perpetuación del socialismo más recalcitrante y desfasado de España.

Su compañero y rival Sánchez, por su parte, se hospeda en un palacio de Doñana, (aconsejado por un comparador de hoteles seguramente), y allí, entre incendios y linces ibéricos, organiza una reunión con Merkel. Si, han leído bien, Merkel, ese ”demonio” que gobernaba España a través de Rajoy, (socialistas y podemitas dixit). El Presidente, asediado por su propia incapacidad, implora a “la jefa” ayuda de cualquier tipo para parchear un problema que le queda muy grande. De lo que ha trascendido de esa reunión, (poco, como siempre), lo más relevante es el riego de euros que Marruecos tendrá a cambio de cortar el paso a los migrantes. ¿Cómo lo hará Marruecos? Eso ya es cosa de ellos, no de Sánchez, pero vamos, todos sabemos que Marruecos es un adalid de los derechos humanos, “in god we trust”. 

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