Opinión

Los cuatro cisnes negros: reflexiones sobre la teoría de Taleb y los ciclos económicos

'El cisne negro', de Nassim Nicholas Taleb.

'El cisne negro', de Nassim Nicholas Taleb.

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La teoría de los "cisnes negros" propuesta por el filósofo, matemático y economista Nassim Nicholas Taleb, en conjunción con la teoría de los ciclos de la historia económica, nos ofrece un marco invaluable para analizar fenómenos impredecibles y su impacto en la sociedad. Taleb conceptualiza a los "cisnes negros" como eventos de baja probabilidad pero de alto impacto, que escapan a las expectativas normales. De forma paralela, la teoría de los ciclos económicos describe una economía que fluctúa entre fases expansivas y recesivas, y estas últimas pueden ser exacerbadas por factores "K" o cisnes negros.

Históricamente, hemos sido testigos de cisnes negros que han alterado la dinámica global. Un claro ejemplo es la crisis financiera de 2008, que sacudió el panorama económico mundial. Taleb, de hecho, ya había alertado sobre esta potencial inestabilidad en su obra The Black Swan en 2007. Sin embargo, el propósito principal de este artículo es examinar dos cisnes negros recientes y uno emergente que ya arroja signos preocupantes.

El Covid-19 emergió como el primer cisne negro. Su similitud con la gripe española de 1918 destaca la periodicidad de pandemias devastadoras en nuestra historia. A pesar de su denominación, la "gripe española" no tuvo su origen en España. Afectó a casi la mitad de la población mundial, resultando en la muerte de entre 50 y 100 millones de personas. Las repercusiones del Covid-19 todavía se sienten, recordándonos nuestra fragilidad ante tales amenazas de las que no dejamos de estar exentos con otras que puedan surgir en cualquier momento.

La guerra entre Rusia y Ucrania se perfila como el segundo cisne negro. Este conflicto, además de sus severas implicaciones económicas, si se extiende o intensifica, puede desequilibrar la estabilidad geopolítica a nivel global. Refleja un mundo en el que las tensiones políticas y territoriales pueden derivar en consecuencias económicas y sociales no anticipadas.

El tercer cisne negro en ciernes es la hambruna, intensificada por desafíos como el cambio climático con sus secuelas en forma de sequías y potenciada por los efectos económicos de los dos cisnes negros previamente mencionados.

Sin embargo, en este escenario, emerge un factor "K" adicional: la Inteligencia Artificial (IA). A pesar de sus avances y promesas, la IA alberga incertidumbres que podrían modificar de forma drástica nuestra economía y estructura social, llevándonos a situaciones imprevisibles y pérdida de control en este mundo globalizado.

Frente a este panorama, la capacidad de anticipación, investigación y adaptación es esencial. Aunque la historia y las teorías citadas actúan como guías, también enfatizan la necesidad de cooperación global para enfrentar y mitigar los riesgos de estos amenazadores cisnes negros. La responsabilidad es compartida, y la colaboración de todos es primordial por muy difícil que sea debido a la multiplicidad de intereses globales.