Hace unos meses no había un socialista en España que defendiera la amnistía.
No seas ridículo, me decían mis amigos del PSOE, cuando les comentaba que los independentistas lo estaban pidiendo.
No seas ridículo, repetían. El socialismo no puede aceptar ningún nacionalismo burgués y separatista. Lee los periódicos, insistían. Excepto cuatro panfletos de los independentistas, ¿has visto algún periódico serio que defienda eso, ni siquiera como posibilidad?
No seas ridículo, se reían. Hemos luchado mucho por la Transición española para que nos interese lo más mínimo los insultos y amenazas de unos independentistas frustrados al ver el rechazo de la sociedad catalana y vasca a romper la unidad de España.
No seas ridículo, me cantaban los jóvenes socialistas. La Constitución y la separación de poderes están ahí para quedarse. Somos jóvenes pero no imbéciles.
No seas ridículo, acababan diciendo. Si una propuesta de amnistía apareciera, por error o casualidad, en el Congreso, una gran mayoría de la bancada socialista abandonaría la sala.
Tienen principios, dignidad y respetan a los que les votaron y a sí mismos.
No seas ridículo...