Opinión

Al día siguiente, la resistencia

Pedro Sánchez, acompañado por los presentadores de su último libro.

Pedro Sánchez, acompañado por los presentadores de su último libro.

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Horas antes de terminar el recuento de votos de las elecciones del 23-J, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, el "psicópata de libro" -según el padre Mundina-, ya sabía que todo lo había ido diseñando y realizando con comunistas, separatistas, y ETA -EH Bildu-, siendo presidente del Gobierno (colonizando los puestos claves del Tribunal Constitucional, la judicatura, la sociedad, los medios de comunicación, la economía, y la política) para subvertir la democracia en España, no habían sido en balde.

Pedro Sánchez y los socialistas se presentaron a unas elecciones prometiendo, hasta en cinco veces cinco, que no habían negociado ni negociarían nada con los separatistas ni con ETA -EH Bildu-, sabiendo que solo ocultando a los ingenuos sus verdaderas intenciones podrían formar un nuevo Frente Popular para desde el Gobierno levantar un "muro" contra la media España que no se resigna a dejar morir la democrática Constitución del 78, y arrumbar la nación, la Corona, y la democracia, para la implantación de la III República asimétrica.

Todos los grandes muros que se han levantado en este mundo han sido para proteger del esclavismo y de otros pueblos bárbaros a la civilización de dentro del muro. Así, levantaron la muralla China, el muro de Adriano, o las murallas de las ciudades. Esto cambió en el siglo XX, el socialismo levantó muros y paredones para encarcelar, esclavizar y asesinar. Hasta el siglo XXI, el más famoso de esos paredones era el Muro de Berlín, levantado para separar y encarcelar a la Alemania Oriental.

Ahora, Pedro Sánchez, que se hace merecedor de las felicitaciones del partido de ETA -EH Bildu-, y de los terroristas de Hamás, ha proclamado en Cortes que levantará un "muro de democracia y de tolerancia… contra las derechas retrógradas", para que no llegue al poder (como en Italia, Países Bajos, Polonia, EEUU, Hungría, Suecia, Argentina, o Israel) la extrema derecha.

Le petit Napoleón, el tricéfalo ministro, oxímoron de la separación de poderes en las democracias liberales, taimadamente llevaba negociando desde marzo con todos los partidos que odian España y los españoles, para que nada más conocer las sumas electorales, comenzar la subversión de la democracia liberal y la neutralización de la norma de normas.

En la foto del 23-J en el balcón de Ferraz, Pedro Sánchez Pérez-Castejón, con esa sonrisa de Joker que le saldría de nuevo en el Congreso reía junto a todos sus cerdanes, viéndose ya emperador del muro socialista del siglo XXI, para salvarnos de las "derechas retrógradas". Algo que los bisoños siguen sin ver.

El pacto de marzo con los separatistas ya incluía la votación de autodeterminación, la entrega y control de todos los impuestos y un cupo catalanista de 15.000 millones de euros anuales, la autoamnistía, el sometimiento y juicio de los jueces a los tribunales populares (lawfare), o el sometimiento del resto de España al dictado nacionalista. Pero sobre todo ocultaba el "pacto encapuchado" con ETA -EH Bildu-.

Los vacunados de socialismo ya sabían que, igual que en 1808, había que comenzar a organizar al día siguiente la resistencia para luchar contra lo que anunciaba esa foto, el nuevo periodo negro de socialismo que se cernía contra la democracia, la libertad, e igualdad de todos los españoles.

Pero a la vez habría que dar esperanza del total desmantelamiento de la dictadura del frentepopulista que reía. Esperanza en forma de compromisos inmediatos como: la reforma electoral que lleva años exigiendo la UE a España del umbral mínimo electoral del 5% para llegar al Congreso, contra dictaduras minoritarias. Utilización el decreto ley y las tramitaciones de urgencia para la rápida laminación de todas las leyes y cesiones que privilegien a los separatistas, y extirpar la colonización de las instituciones. O la aplicación de la ley antiterrorista del 2000 y del democrático art. 155 sine die.

Pero, sobre todo, esperanza de que se utilizarán todas las pruebas y medios democráticos para que los autores y cómplices de los inconstitucionales actos rindan cuentas ante la Justicia por presunta rebelión, malversación, y alta traición.

Lo contrario será haber resistido para volver a ser la argamasa perfecta (antes del zapaterismo y ahora sanchismo) de una dictadura certificada en el extranjero por el gobierno a los separatistas de Junts, con un verificador salvadoreño de conflictos armados (las FARC); a los supremacistas de ERC con otro verificador; y al "pacto encapuchado" con ETA -EH Bildu- con otro verificador; afirmando y ratificando que la democracia en España en realidad ha sido un periodo de dictadura y lawfare contra una parte de España y políticos españoles.

Aunque Pedro Bananas, con esta traidora e infame negociación pretenda hacer pasar a España por un país bananero; en España "nos gusta la fruta", y cómo democracia liberal se defenderá contra su destrucción y el país bananero que pretende Pedro Bananas, cual reflejo de la comedia de Woody Allen.